Proyecto Bachillerato

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

Organización y creencias religiosas

Pitágoras (s. VI a.n.e) Pitágoras (s. VI a.n.e) Dionisios y Ariadna en una vasija griega Dionisios y Ariadna en una vasija griega Pitagóricos celebrando la salida del sol Pitagóricos celebrando la salida del sol Orfeo en un vaso griego (s. V a.n.e) Orfeo en un vaso griego (s. V a.n.e) Hedoroto (s. V a.n.e) Hedoroto (s. V a.n.e) Homero, el autor de la  Ilíada y la Odisea (s. VIII a.n.e) Homero, el autor de la Ilíada y la Odisea (s. VIII a.n.e)

Las biografías antiguas nos transmiten pocos datos fiables acerca de Pitágoras, porque tras su muerte se convirtió en una figura legendaria, a quien se le atribuía no sólo la paternidad de todas las creencias religiosas, ideas filosóficas y descubrimientos matemáticos que produjeron, conservaron y desarrollaron sus discípulos, sino incluso milagros que se solían atribuir a las figuras semidivinas. Nació hacia el 570 a.n.e. en la isla de Samos, Jonia, de donde emigró hacia el 530 a.n.e. huyendo de la tiranía de Polícrates. Viaja por Jonia, Egipto y Babilonia, de donde toma múltiples elementos culturales, tanto religiosos, mágicos y médicos –de los sacerdotes egipcios y magos caldeos– como astronómicos, aritméticos y geométricos. Hacia el año 525 a.n.e. se establece en Crotona, Sicilia, donde funda una secta que sería expulsada en el 450 a.n.e. y cuyos miembros se diseminarían por toda Grecia llevando consigo su espíritu religioso y sus conocimientos matemáticos. Parece ser que los pitagóricos defendían el sistema de gobierno aristocrático y tuvieron que rendirse a la fuerza del movimiento en favor de la democracia que se extiende por las polis helenas desde mediados del siglo V a.n.e.. Debido a esos problemas políticos Pitágoras tuvo que huir de Crotona, muriendo hacia el año 500 en Metaponto. Se ha atribuido a la secta una regla de secreto, pero es probable que se tratara de que reservaban su enseñanza para los iniciados, pues según las crónicas había dos tipos de miembros: los ya iniciados –matemáticos– y los que se hallaban en el proceso de iniciación o acusmáticos.

Desde el punto de vista religioso se ha conectado a los pitagóricos con la emergencia del orfismo –los adoradores de Orfeo– que se expande por toda Grecia durante el siglo VI a.n.e.. Era un movimiento de religiosidad popular que sustituye el culto oficial a los dioses olímpicos –con Zeus a la cabeza– por el culto a Dyonisos. Entre el conjunto de reglas de conducta que comparten los pitagóricos se encuentran prescripciones religiosas, como el sacrificar exclusivamente productos naturales -aceite, leche, miel- para evitar el derramamiento de sangre, normas morales como la práctica del examen de conciencia –para ejercitar la memoria y desarrollar la interioridad espiritual– y reglas dietéticas como cumplir rituales de abstinencia y seguir ciertos procedimientos higiénicos. Ello nos indica que elaboraron un modo de vida con creencias, prácticas y actitudes características.

Los elementos típicos de las sectas religiosas mistéricas como el orfismo son el entusiasmo –ser poseído por los dioses– y la revelación, el acceso directo a la palabra sagrada. Frente a esto el pitagorismo tiene su propio modo de acceso a la divinidad: la “sophia”, la sabiduría que es un camino de esfuerzo que se halla reservado a los elegidos. Con el tiempo las matemáticas se convertirán en el método esencial para comprender el mundo y acceder a la sabiduría. La armonía, el cosmos, la teoría y la virtud son nociones clave que constituyen el universo y que los pitagóricos se afanan por aplicar a su vida social. La armonía significa que las partes del mundo se hallan enlazadas entre sí con equilibrio y proporción. El cosmos significa que el mundo está ordenado y bien dispuesto conforme a sus leyes internas. La teoría es la contemplación del mundo a través de la razón, la comprensión de la lógica de la Naturaleza. La virtud consiste en que el hombre ha de realizar sus acciones de la mejor manera posible, tomando el cosmos como modelo; entre las más apreciadas por ellos hay que citar la lealtad, el autocontrol, la piedad y la modestia. Puesto que las matemáticas serán la forma privilegiada de interpretar el mundo para los pitagóricos el conocimiento sobre los números y las figuras será un saber sagrado que requiere un trabajo continuado de investigación.

Los antiguos atribuyen al pitagorismo tres doctrinas religiosas principales: la reencarnación e inmortalidad del alma, la repetición cíclica del universo, el respeto a todo ser vivo. Las tres están claramente ligadas entre sí. De la idea de un universo cíclico gobernado por un Alma del Mundo cuyas emanaciones se hallan presentes en todo lo que existe se pasa a la idea de reencarnación, proceso que lleva a la emanación de vuelta a su origen cuando muere el cuerpo en que se hallaba encarnada. De la idea de reencarnación se pasa a la de inmortalidad del alma individual, emanación del Alma del Mundo que persiste en su unidad a lo largo del ciclo eterno de reencarnaciones sucesivas. De la idea de alma individual se pasa a la del necesario respeto a todos los seres vivos, puesto que constituyen una hermandad de seres por cuyos cuerpos circulan las almas en su vaivén de reencarnaciones.

El historiador griego Heródoto atribuyó erróneamente a la civilización del antiguo Egipto la invención de la doctrina de la reencarnación, que hoy se considera una idea de raíz griega. En los cultos religiosos del orfismo Dyonisos, dios agrícola que simboliza la fecundidad vegetal, y Orfeo, el legendario músico y poeta, comparten un mismo destino: morir despedazados y renacer. De modo que la reencarnación se halla ligada a la interpretación cíclica de la Naturaleza: el sol regresa cada día y por la noche las constelaciones de estrellas, como regresan las estaciones con sus cosechas, flores y frutos, y el tiempo del celo, del parir y del criar para los animales. En la concepción pitagórica se consideraba que el alma individual, tras cada reencarnación debía retornar al Alma del Mundo para sufrir un ritual de purificación o “catharsis”. En efecto, tanto los órficos como los pitagóricos consideraban que el alma era superior al cuerpo, más divina, de ahí que tuviera que liberarse de las impurezas adquiridas al estar encarnada en un cuerpo. Lo simbolizaban con el mito del alma que tras emanciparse del cuerpo ha de beber las aguas del Leteo, que representa el olvido; así quedaba preparada para una nueva reencarnación en otro cuerpo. Con el paso del tiempo la doctrina de la reencarnación adquirió una dimensión ética: tras la muerte del cuerpo el alma se reencarnaba en un ser superior o inferior según su vida anterior hubiera sido virtuosa o no. Además, se pasó a sostener que las almas individuales que hubieran alcanzado la excelencia durante su incorporación en un ser humano se libraban del ciclo eterno de la reencarnación.

Homero, poeta del siglo VIII a.n.e. es el padre de la literatura griega y en sus obras, como la Ilíada y la Odisea, los adolescentes aprendían los hechos de los dioses olímpicos y de los héroes helenos y, por añadidura, las enseñanzas morales que de ellos se derivaban. En los cantos homéricos el alma es el aliento vital, el signo de la vida, pero no de la vida animal en general (que denominaban “tymós”), sino una especie de sombra o doble que duerme en nuestro interior cuando estamos despiertos y vigila mientras dormimos. Tradicionalmente, en los pueblos antiguos, el sueño ha sido interpretado de dos maneras inversas y complementarias: bien como un viaje que emprende el alma del durmiente hacia el reino de los muertos, bien como una visita que realizan los muertos al mundo de los vivos. En ambos casos se expresa la presencia simbólica de los muertos en la memoria de los vivos, siendo el sueño una forma más del recuerdo con que los miembros de una comunidad combaten la ausencia de sus familiares y compañeros. Esa es la visión más primitiva del alma que conocemos en el mundo griego.

Dos siglos después de Homero, el filósofo jonio Heráclito de Éfeso , treinta años más joven que Pitágoras, llamará alma -psyche- a la parte cognoscitiva del cuerpo que es capaz de entrar en comunión con el sagrado “logos” del universo, es decir, con la razón que gobierna el mundo mediante leyes justas con proporción y sentido. De manera semejante el alma pitagórica es la presencia de la ley del universo en el hombre bajo forma de armonía y justicia. El poeta beocio Píndaro de Tebas, que inicia su andadura poética por la época de la muerte de Pitágoras, nos dejará en su Oda a Terón el testimonio más antiguo que habla de la vida más allá de la muerte. Es una señal de que la invención de la inmortalidad del alma individual iba a tener un éxito sostenido a lo largo de la historia de la civilización occidental.

Actividades

  1. Averigua el nombre de otros miembros destacados de la escuela pitagórica.
  2. Busca el fragmento de la filosofía de Heráclito donde critica a Pitágoras y expón su significado.
  3. Investiga cuáles eran las principales características del orfismo.
  4. Averigua los nombres de otros fundadores de religiones de la misma época que Pitágoras.
  5. Averigua los nombres de los otros 5 dioses y 6 diosas que junto con Dyonisos formaba el panteón de los principales dioses griegos.
  6. Investiga el significado de la concepción griega del alma como “pneuma” y del alma como “psyche”.
  7. Investigar en qué consistían los misterios religiosos de Eleusis.
  8. Imaginar qué consecuencias prácticas o morales podían derivarse de la creencia en que el alma es inmortal o de que el alma se reencarna.
  9. Realizar un breve resumen sobre lo que se sabe de Homero.
  10. Averigua qué quería decir Aristóteles al afirmar que contemplar en el teatro una tragedia producía una catarsis del alma.

Para saber más

  • Vida de Pitágoras. Porfirio, Editorial Gredos.
  • Vida pitagórica. Jámblico, Ed. Gredos y Ed. Etnos.
  • Pitágoras.Gorman Peter, Ed. Crítica.
  • Las grandes aventuras espirituales.William Mackenzie, Editorial Plaza y Janés.
  • La teología de los primeros filósofos griegos.Werner Jaeger, Fondo de Cultura Económica.