Viajeros del siglo XIX en Canarias

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

Timanfaya

Era evidente que esta inmensa masa de lava no podía proceder de un solo orificio de erupción y que la Montaña de Fuego, cuya corriente se extiende  hacia el este, solo contribuyó en una pequeña parte a la devastación de esta comarca. Por consiguiente, durante mucho tiempo intenté reconocer el lugar en donde podían estar situados los otros conos por los que había salido esa enorme cantidad de materiales. Cuál fue mi asombro cuando, en la parte superior de la montaña, vi cómo se desarrollaba ante mí una serie completa de cráteres tan altos como la Montaña de Fuego; todos ellos siguen exactamente una misma línea, sobre una extensión de más de dos millas terrestres y están dispuestos de forma tan regular que, en su mayor parte, se hallan ocultos unos por otros y solo se perciben sus cimas. […] Probablemente la erupción tuvo lugar a lo largo de una gran falla y se produjo con mucha más fuerza y violencia al no existir un volcán o chimenea que comunicara con el interior y que pudiera atenuar la intensidad de la actividad volcánica en el momento de la erupción.

Leopold von Buch, Descripción física de las Islas Canarias (1825)

Traducción de José Antonio Delgado Luis