Charles Lyell y Canarias

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

La Palma en los manuscritos

Orígenes de la Caldera de La Palma

Supongo que el domo estaba completamente acabado y todos los diques formados o las fisuras ya producidas y rellenadas antes de que esta subsidencia comenzara, pues en otro caso la materia fundida de los innumerables diques que se observan en las escarpadas y a menudo verticales paredes de la Caldera habría fluido en la cavidad y la hubiera rellenado. Me parece, por tanto, que los diques son anteriores a la formación de la cavidad central, cuyas paredes más altas se formaron primero, cuando todavía era poco profunda.

¿Pero podemos suponer tanta fisura sin una perturbación de los estratos? Si no fue así el movimiento principal acompañó y es el efecto de acumulación del reiterado fisuramiento. En consecuencia la posición alterada de los diques o la inclinación de esos estratos ocurrieron después de los diques, antes de que la Caldera empezara a formarse. Si se te ocurre alguna objeción sobre este punto de vista estaré muy contento de oírla, pues estoy tratando de llegar a una concepción clara de cómo se produjo el origen del cono y de la Caldera.

Si tras el comienzo de la formación de las paredes a, b, se hubiera formado cualquiera de los diques c, d, etc, la materia fundida habría fluido dentro de la Caldera y habría contribuido a llenarla. La mayor parte del cono de La Palma yace abierto por encima de los 2.500 o 3.000 pies; las paredes de la Caldera están formadas por materiales tales como los que arrojan las erupciones, materia fragmentada: escoria, lapilli, toba. Pero alrededor de un tercio o 1.000 pies está formado por lavas finamente estratificadas, tal como se pueden haber consolidado en una pendiente considerable, mientras que una pequeña parte del conjunto, quizá no más de 200 pies o sólo 1/15 del total, es de masa sólida, usualmente no localizable de forma continua a lo largo de muchos cientos de yardas, (habiendo requerido para su solidificación una superficie más nivelada).

Tal materia sólida puede deberse, en primer lugar, a los rellenados de las desigualdades de las coladas de lava al descender por una pendiente escarpada; en segundo lugar, a diques oblicuos o masas intrusivas paralelas a los estratos, y en tercer lugar, a la materia fundida detenida por conos laterales que han rellenado cráteres laterales y otras suaves pendientes, tal como ocurre en los conos de pendiente irregular.

Los precipicios compuestos de estos materiales eruptivos y lavas no se hallan confinados en la Caldera, sino que por el lado oeste se extienden a lo largo de la ladera derecha del gran barranco hasta el mar, mientras que en el lado oriental se prolongan también a través de una apertura o ruptura en las paredes de la Caldera hasta llegar a formar parte de una cadena de escarpados acantilados interiores que se dirigen al sur y de cara al oeste. Por esta y otras razones no puedo señalar la Caldera como un cráter o desconectar su origen de los movimientos, cualesquiera que hayan podido ser, que han levantado el escarpe de la Cumbre o la cadena de colinas volcánicas al sur y sureste de la Caldera.

Soy bien consciente de que ni dibujos, ni mapas, ni secciones pueden aclarar esto y por lo tanto no deseo añadir mucho más. Me siento totalmente inclinado a admitir grandes movimientos, pero también creo que puedo mostrar, a partir de las modernas coladas de lava en Tenerife y La Palma, cómo pueden formarse rocas muy sólidas en pendientes mucho mayores de lo que algunos geólogos han considerado posible.

La gran Caldera de Tirajana en Gran Canaria me parece el resultado de una subsidencia lateral, ayudada por la erosión acuosa, de la gran masa en forma de domo que compone esta isla en su mayor parte. Los diques son escasos en número, aunque en la parte baja del centro de la isla, como cerca de Tejeda, hay aún menos, o una cantidad similar, que en la Caldera de la Palma y en el Curral de Madeira.

El principal argumento contra la sucesiva inclinación de los estratos durante la formación del cono es que soy consciente de la existencia de algunos estratos sólidos de considerable continuidad en la parte superior de las paredes de la Caldera. Estos lechos sólidos proporcionan apoyo a las tobas inconsistentes, lapilli escoriáceo y brechas. Puede decirse, sin duda, que convulsiones tales como las que acompañaron la subsidencia sufrida probablemente dislocarían e inclinarían las paredes del gran cono, pero estas se hallan tan enteras que no puedo concebir que el movimiento haya sido repentino y se haya extendido por toda la zona.

La probabilidad de un cráter inicial es mayor en La Palma que en Madeira, hasta tal punto que los buzamientos son enormes en La Palma muy cerca del centro. También Pico Grande, con sus capas superficiales y sus conos en todas direcciones, implica un cono y Torres otro. Pero la erosión por los ríos ha hecho lo mayor. Y en segundo lugar, es la mejor explicación para los precipicios de la Cumbrecita. El drenado de la lava al exterior, sin embargo, podría ser la mejor explicación de muchos acantilados.

Si los precipicios que rodean la Caldera estuvieran limitados a su perímetro y no fueran continuos desde A hasta B y desde C hasta D podríamos explicar su origen fácilmente, pero ¿qué pasa si la montaña E no surgió formando parte integral de la Caldera? E parece ser el lado opuesto a F, su equivalente.  

Pr. HUMBOLDT, manus. Lyell, Notes to Canary and Madeira papers, pg 6.

La escala de subsidencia de la montaña volcánica de Papandayan, en Java, equivale más o menos a la que hemos mostrado que se requiere para causar la Caldera de La Palma y las paredes AB y CD. Encontramos mucho material en el Barranco de las Angustias, entre la Caldera y el mar. Algunas capas de lavas modernas se han vertido en el barranco y se hallan intercaladas aquí y allá entre los estratos de masas aluviales densas, compuestas de guijarros redondeados y cantos rodados de los diversos productos volcánicos que se han originado en la Caldera. No pudimos observar restos marinos en los lechos de guijarros ni en las tobas asociadas, ni tampoco vimos signos de la acción marina en el extremo norte de la isla. Soy muy consciente del escaso valor de tales pruebas negativas sobre la acción marina en superficie y cuando afirmo esto concibo que la erosión ha sido subaérea, aunque sin fósiles de conchas terrestres ni de plantas terrestres sólo puedo apelar a las estructuras mecánicas de las brechas en apoyo de este punto de vista.

Teoría de los cráteres de elevación

La principal diferencia entre la teoría de von Buch y la nuestra, que hemos explicado aquí, consiste en esto: que en la primera se supone que la Caldera se produjo mediante los movimientos que también inclinaron los estratos; según la segunda todos los movimientos que causaron la inclinación de los estratos, tanto si fueron originarios o subsecuentes a los flujos de lava, acabaron antes de que se formara la Caldera. Según aquella teoría esas montañas y la Caldera se formaron simultáneamente; el cono y la amplia sima o valle son los resultados de un levantamiento simultáneo. Según la nuestra todo el levantamiento precedió al origen del valle; el cono se formó primero de modo volcánico, toda su inclinada extensión desplegada hacia todos los puntos del compás y con todos sus diques y su altura total, usualmente más elevada incluso que el borde. De ahí que la frecuente forma cónica de la colina, su altura actual, la inclinación de todos los estratos que la componen se debieran al mismo movimiento que la sima o valle.

Las animadas controversias que aún se mantienen sobre esta cuestión teórica y la contraria implican ciertamente una dificultad real y una causa de perplejidad. Lo que yo percibo consiste principalmente en la ignorancia de las leyes que gobiernan el enfriamiento y flujo de las lavas y de la pendiente de la superficie en la que pueden solidificarse; en segundo lugar, la manera en que la lava intruye en las paredes de conos de erupción entre estratos de eyecciones; en tercer lugar, la cantidad del núcleo central sólido de lava que se puede consolidar en los cráteres y la inestabilidad de la posición de tales cráteres; y finalmente, que los movimientos de elevación y subsidencia han afectado a los conos y a su estructura, pero antes de que se completaran y no de la manera supuesta por la teoría de los cráteres de elevación. No encontré lignito, como en Madeira, ni hojas de plantas fósiles para probar el origen subaéreo de los estratos, pero en las regiones más cercanas al mar hay lateritas rojas. Son escasas en los estratos muy inclinados, pienso que en parte porque las lavas y las escorias se siguieron unas a otras en rápidas sucesiones y en parte porque su escarpe puede impedir que se forme suelo allí, que sí puede formarse en las inclinadas vertientes de cualquier cono volcánico.

Inclinación de los estratos volcánicos

Asumiendo que los aglomerados y lavas sobre las más escarpadas vertientes del cono hayan adquirido la mayor parte de su buzamiento mediante movimientos posteriores a sus orígenes me parece claro que esa inclinación tuvo lugar mientras la actividad volcánica aún se estaba desarrollando. Si tal movimiento, bien fuera de hundimiento o de elevación, hubiera ocurrido después del final de la erupción se habrían formado desgarramientos y no se habrían rellenado con diques u otras materias volcánicas. La integridad de las escarpaduras y vertientes no habría sido tan completa. El borde de la Caldera habría sido más discontinuo y el del precipicio que continúa más allá de los límites de la Caldera.

Pero la completa denudación mediante erosión acuosa externa e interna debe haber sido de fecha posterior. No aparecen conglomerados en las alternancias de escoria y lava en los precipicios que limitan la Caldera, ni en los barrancos, excepto cerca del mar, donde se hallan asociados con la formación volcánica más reciente. Puede haberse producido un deslizamiento de masas de lava y escoria sobre los estratos inclinados en forma de talud de la formación inferior. Se puede sugerir que la intrusión de muchos de los diques y vetas en la formación inferior puede haber estado ocurriendo mientras se estaba produciendo la formación superior, y que los estiramientos y distensiones de las rocas así causados pueden haberse producido si fueron mayores hacia el centro de la zona y la inclinación de los estratos estuviera dirigida hacia el exterior. En aquellos casos en que las lavas de basalto se hallan inclinadas en ángulos elevados se puede asegurar que no han sido inyectados.

En esta obra no puedo explicar en detalle mis razones para llegar a las siguientes conclusiones: 1) Que los estratos, en su mayor parte, estuvieron fuertemente inclinados desde el principio; 2) Que la Caldera fue ensanchada mayormente por denudación acuosa, no marina. Los conglomerados de guijarros bien redondeados son señales de haber sido posteriores a los barrancos, y no como en Gran Canaria, donde son marinos y contienen restos marinos cubriendo externamente el núcleo volcánico.

Como regla general, en La Palma la formación volcánica no está compuesta de forma importante en ningún sitio por aluviones de modo inconsistente con los niveles actuales, o cuando sí lo está se halla en estricta conformidad con la dirección y el curso de las corrientes de agua existentes. La mezcla de arena y fuertes lluvias producirán allí en cualquier momento algunos grandes torrentes, la caída de traquita reducirá el barranco.

El gran barranco ha atravesado un centro de erupción frente al Bejenado. La inclinación de los diques no favorece la idea de que los estratos inclinados hayan sido levantados o torcidos después de que se formaran estos diques (asumiendo que habían sido verticales).

Origen de La Palma

La estructura de la montaña no pude explicarse mediante la hipótesis de von Buch. El número de períodos sucesivos de movimiento es muy grande. Primero tenemos el período de la formación inferior y su perturbación anterior al origen de la formación superior. Segundo, la acumulación de la formación superior, con sus conos y diques sepultados, durante el cual la formación más temprana o subyacente experimentó cambios, intrusión de diques verticales, oblicuos y horizontales.

Tercero, la formación de las paredes de la Caldera, probablemente, al menos en parte, contemporánea de los acantilados continuos desde B a C y desde D a E. Cuarto, la excavación del barranco hasta su profundidad actual, aún más extenso. Quinto, el rellenado de los 800 pies del barranco, desde i hasta k, hasta una altura de 800 pies, con conglomerado y unas pocas coladas de lava intercaladas. Durante este quinto período se formó gran parte de la cavidad de la Caldera mediante denudación fluviátil, mientras que parte de las coladas de lava y de los conos laterales entre la el pie del domo y el mar produjeron los del Barranco de la Madera y c.

Durante el primer período se formaron una serie de lavas y tobas con algunas brechas y aglomerados, y la cantidad de diques que los penetran es tan grande como para implicar que este fue un gran centro de erupciones, y como resultado puede haber habido una masa en forma de domo. Como todavía no se ha encontrado en él ningún resto orgánico no tenemos medios para decidir si tuvo origen submarino o subaéreo. Los buzamientos opuestos o la flexura sinclinal de los muy pendientes estratos de roca verde, toba y traquita que se observan en el barranco muestran que ha estado sometido a fuertes movimientos que pueden haber acompañado la irrupción de los numerosos diques que lo reticulan. Las tobas han sido inclinadas y la estructura altamente cristalina de algunas de las rocas puede deberse quizá a la acción metamórfica añadida subsiguiente al origen de los estratos. Las operaciones del segundo período son más inteligibles y pueden adscribirse a las que vemos producirse actualmente en los grandes volcanes activos.

No puedo afirmar si los estratos de la formación inferior tienen un buzamiento en todas direcciones. Descienden alejándose del eje central, en dirección sur al comienzo del Barranco de las Angustias, pero no podría decir si lo hacen también así en otros lugares del perímetro, aunque los examiné en el lado nordeste y en el sudoeste. Se hallan muy atravesados por los diques y muy alterados y la curvatura de los estratos del gran barranco hace dudoso que tengan una estructura en forma de domo.

Sobre esta formación inferior se levantó la formación superior, de montañas más basálticas, mediante una larga serie de erupciones iniciadas con aglomerados y seguidas por el sepultamiento de los conos.

Cráteres de elevación

Si el mar hubiera horadado el acantilado A,B,C, o cualquier parte de él no podemos imaginar que no haya ningún signo perceptible de denudación en la vertiente exterior de la montaña, como entre A,B y D,E. Creo que los barrancos que irradian hacia el exterior o desde corta distancia bajo los bordes de la Caldera han sido producidos por la erosión acuosa, pero no del mar, sino de los torrentes. Ni los conos laterales ni la superficie tienen ninguna apariencia de haber sido sometidos a la erosión marina o de los acantilados costeros.

Puede especularse sobre si el curso del gran barranco fue determinado por un hundimiento entre el Bejenado y el precipicio opuesto o por una apertura producida desde el mar hacia el Puerto y la Caldera.

Hay zonas de aluvión a gran altura sobre el cauce actual del barranco. Por tanto no hay duda alguna acerca de que el nivel del agua de los torrentes fue mucho más alto y no hay razón para suponer que no pueda haber sido tan alto como la base de la línea de precipicios desde [texto interrumpido]

Intrusión de diques horizontales

Habitualmente asociamos la idea de un levantamiento general con el movimiento de una gran extensión de superficie y suponemos que los estratos de la superficie o cercanos a ella no pueden ser inclinados o levantados sin la participación de las masas subyacentes en ese desplazamiento. Pero cuando vemos la manera en que diques de materia se intercalan en Cabo Girao en estratos de origen subaéreo debemos estar preparados para aceptar que la inyección de lava fluida penetrando entre estratos horizontales u oblicuos puede inclinar y levantar los estratos sin aquellas.

[Fragmento]

… puede haber escoria y aglomerado en exceso y se observan, como en La Palma, algunos estratos intercalados de lava pétrea. Su estructura sólida y su posición es tal que la única manera en que se los ha explicado es suponiendo que se han consolidado en una superficie horizontal o casi horizontal, y se supone que si hubieran fluido por una pendiente de más de 2º o 3º estarían compuestos de poco más que escoria. Pero nosotros los encontramos en casi todos los conos, con pendientes en ángulos de 15º, 20º y 25º demostrando, por tanto, no sólo que tales estratos rocosos, sino que todos los estratos asociados, tanto si se componen de fragmentos angulosos de piedra como de escoria suelta, también deben haber sido horizontales originalmente, y fueron posteriormente levantados hasta su posición inclinada. Nunca se ha determinado que la inclinación de los estratos fuera el resultado de una catástrofe ocurrida después de que se hubiera depositado la parte superior de todos los estratos inclinados, ni que estos fueran inicialmente horizontales o se hubieran formado en una suave pendiente.

La Palma en los manuscritos