La Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia (FUNDORO) ha presentado el nuevo espacio que en su sede dedicará a la historia del agua en el municipio.
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Se exponen, a escala, dos escenarios emblemáticos como son el Molino de las Cuatro Esquinas y el Molino de Josefina. A través de esta maqueta se da la oportunidad de viajar a una época, lejana y cercana al mismo tiempo, que ha modelado la relación del villero con su entorno. El acto de presentación del espacio contó con el alcalde Francisco Linares, la concejala delegada de Museos, Delia Escobar y el director de Fundoro, Miguel Ángel González Expósito.
El alcalde valoró la creación de este nuevo espacio que muestra, y acerca al ciudadano, la historia viva del pueblo villero, vinculada totalmente al agua y a la ingeniería ligada a la misma. El alcalde también resaltó que el Ayuntamiento justamente adquirió este antiguo molino de Josefina, y que se prevé adquirir otros puntos de la histórica red de molinos, para recuperar parte de nuestra cultura y patrimonio, y exponerla como merece para su divulgación y protección. La concejala Delia Escobar apuntó que es un lujo para todos los villeros el poder contar con esta maqueta: “Es un acierto el contar con estos espacios que permiten o facilitan el visualizar y divulgar nuestro legado y patrimonio. La ubicación es ideal, un escaparate perfecto y exquisito para el vecino, y que se suma a la oferta turística local”, apuntó.
Miguel Ángel González Expósito, director de Fundoro, detalló que en la sala de entrada a la sede, en la que se expone esta significativa maqueta del artesano José Pedro Yáñez García, se sumarán otros elementos relacionados con el papel del agua y cómo influyó éste en el entramado urbano de La Orotava. Uno de los objetivos de la Fundación es recuperar parte de la historia, y acercarla de forma atractiva a la ciudadanía.
Históricamenete, la conducción del agua desde manantiales y galerías exigió la utilización de canalizaciones de todo tipo. Se construyeron acequias con piedra forrada de argamasa y también se hizo uso de canales de madera de tea ahuecada que se ensamblaban uno tras otro. Por otra parte, la necesidad de salvar los huecos de los barrancos obligó, en ocasiones, al trazado y edificación de acueductos de pequeño o mediano tamaño que, aún hoy día, pueden contemplarse si se recorren los itinerarios por los que se movía el agua desde la zona de Aguamansa hasta La Orotava. La canalización de tea en la zona urbana discurría en alto y atravesaba, a menudo, habitaciones y patios de algunas viviendas. El agua de los nacientes se utilizaba como fuerza hidráulica para mover, aprovechando la pendiente, un aserradero y trece molinos. Se estableció así el eje que vertebraría la configuración urbana de la Villa.
La construcción de los molinos estuvo ligada a los grandes propietarios de la tierra y del agua tras los repartimientos del adelantado Alonso Fernández de Lugo. Dados en arriendo a miembros de las clases populares, sólo a partir del siglo XIX y, sobre todo, durante el XX la propiedad pasó progresivamente desde las clases altas a los otros sectores sociales. La estructura se dividía en dos cuerpos: el cubo y el salón con dependencias para las labores de la molienda y casa del molinero. En un piso inferior estaba el chaboco.
(Textos extractados de "Prensa Ayuntamiento La Orotava")
Otras referencias:
PROYECTO PARA UN MUSEO TEMÁTICO: MOLINOS DE LA OROTAVA (Por Miguel Hernández)
Ruta de los antiguos Molinos de Agua (Ayuntamiento de La Orotava)