Para dirigir y coordinar la feria se creó un comité presidido por el director general de Vías de Comunicación, el teniente general Agustín de Betancourt. En julio de 1817 Betancourt partió hacia Nijni Novgorod con el propósito de elegir el mejor emplazamiento para las nuevas instalaciones, inclinándose finalmente por los terrenos situados en la orilla izquierda del río Oka en su confluencia con el río Volga. La elección de Betancourt se basaba en la construcción de un canal (que después recibió su nombre) para comunicar la feria con ambos ríos navegables, facilitando así el transporte de mercancías.
En mayo de 1818, Betancourt llega de nuevo a Nijni Novgorod para iniciar los trabajos preparatorios, realizando los desmontes y rellenos necesarios, y encargando al ingeniero Gotman la organización de una fábrica de ladrillos.
Tras años de frenética actividad y de grandes gastos, en julio de 1822 se inauguraron las nuevas instalaciones. En años sucesivos se terminarían algunas obras, en ese momento inacabadas.
Entre los principales colaboradores de Betancourt en la feria se encontraba, además de Gotman y Montferrand, su fiel colaborador Rafael Bauzá, que en ausencia de Betancourt era quien dirigía los trabajos. Bauzá llevó a cabo en Nijni Novgorod canales, esclusas y edificios, y allí moriría, a pie de obra, víctima de una neumonía. Otro importante colaborador en las obras de la Feria fue Joaquín Espejo, casado con una de las hijas de Betancourt, Carolina.
A comienzos de 1819 ya estaban todos los proyectos bosquejados: un gran edificio central, dos edificios administrativos, ocho centros comerciales, 48 tiendas de dos pisos y una gran iglesia componían el conjunto.