A 190 km. al sur de Moscú, se encuentra la ciudad de Tula, fundada en 1146.
Tula, una antigua población que había sido varias veces asolada por los tártaros, acabaría siendo la sede de la famosa fábrica de armas del zar Pedro el Grande en el siglo XVIII. En 1712, en virtud de un decreto real, se estableció la construcción de lo que, en palabras del propio zar, se convertiría en el arsenal del Imperio. Entre 1713 y 1718 se levantó una primera fundición de cañones de hierro que utilizaba como fuente motriz la energía hidráulica.
A lo largo del siglo XVIII Tula se convirtió en uno de los centros metalúrgicos más importantes del Imperio. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX, la fundición de Tula se había quedado anticuada y la escasez de fuerza hidráulica dificultaba las tareas de fabricar cañones.