Una de las misiones encomendadas al ingeniero Agustín de Betancourt y Molina, fue la construcción de la Casa de la Moneda en Varsovia, que por aquel entonces formaba parte del imperio ruso.
El reino de Polonia había tenido Casa de la Moneda en Varsovia desde 1765, fundada por el rey Estanislao Augusto Poniatowski, que funcionó, con algunas modificaciones, hasta 1826.
El nuevo edificio, diseñado para albergar la moderna maquinaria, se levantó en la calle Bielanska 61, cerca de la plaza bancaria. La primera piedra del nuevo edificio se asienta solemnemente el 16 de junio de 1817 y se terminó con la instalación de la maquinaria en 1821.
Tras el congreso de Viena de 1815, Polonia pasó a depender del zar Alejandro I, que decidió aprovechar los amplios conocimientos de Betancourt para diseñar un nuevo sistema monetario y construir una nueva ceca de acuñar moneda, accionada mecánicamente por medio de una máquina de vapor, la primera aplicada a la industria en Polonia.
El edificio neoclásico, con su fachada formada por seis pilares rematados por capiteles jónicos, fue obra del arquitecto polaco Pedro Aigner, aunque es muy posible que también interviniera en el diseño el propio Betancourt.
Para asegurar una buena construcción, Betancourt envió desde San Petersburgo a su colaborador español Rafael Bauzá, como hombre de confianza.
En septiembre de 1939, los ejércitos alemanes que invaden Polonia derriban esta fábrica de acuñar moneda (de cuya existencia nos ha quedado, por lo menos, una hermosa aguatinta, obra del artista Cristóbal Federico Dietrich) desapareciendo también los archivos generales de la ciudad de Varsovia.