Euphorbia canariensis
“La euforbia de Canarias decora las rocas de todo el archipiélago; en el mar se distingue desde bastante lejos, a causa del tono verdoso de sus matas. Es una planta de la que se escapa al menor rasguño una gran cantidad de un jugo blanco y tan parecido a la leche por su consistencia, e incluso por su olor, que se siente de inmediato la tentación de probarlo. Los troncos tiene un aspecto parecido a los cirios y llegan a tener hasta 5 pies de altura y 5 pulgadas de diámetro; son cuadrangulares, aunque a veces tienen 5 ángulos y 5 caras. Los ángulos son obtusos, parduscos y provistos de espinita germinadas. En la misma dirección se elevan ramos parecidos a los tallos, que salen de sus caras, llevando la fructificación hacia arriba o distribuida en los ángulos. En el país se la llama cardón. Cuando de corta y está bien seca se la usa para hacer fuego.
La euforbia canaria es tan venenosa que después de haberla manejado o cuando se ha tocado su leche es necesario lavarse bien las manos antes de comer y evitar llevarse los dedos a los párpados, pues de lo contrario se expondrían a una fuerte inflamación.
Al atardecer de nuestra llegada a Tenerife, habiendo ido a tierra varias personas y traído unas ramas de euforbia, cuya forma cuadrangular les había sorprendido, probamos algunos su leche. Yo quería saber si su acritud era mayor que las de nuestros invernaderos, donde ya la había probado; y tomando un poco con el dedo me lo puse en la lengua. Al principio mis compañeros no le encontraron sino un sabor soso y dulzón, pero muy pronto ese sabor se comparó al ardor de la pimienta, luego al de la guindilla y muy pronto al del fuego. Tuve el paladar inflamado durante toda la noche y no pude dormir; mis compañeros también tuvieron el paladar inflamado, aunque se hubieran cansado de escupir y hacer gárgaras de vinagre y licores.”
Bory de Saint-Vincent, 1800
Traducción de J. A. Delgado Luis