El cráter: lavas y azufre
“El muro de lavas compactas que forman el recinto de la caldera es de un blanco níveo en su superficie. Cuando se rompen esas lavas que de lejos parecen piedra caliza se encuentra un núcleo moreno negruzco. El pórfido a base de menelita se ha blanqueado externamente por la acción lenta de los vapores de gas ácido sulfuroso. Esos vapores se desprenden en abundancia a través de grietas que no parecen tener comunicación ninguna con las fumarolas atravesadas por los vapores acuosos, lo que es bastante notable. Podemos convencernos de la presencia de ácido sulfúrico examinando los bellos cristales de azufre depositados por doquier entre las rendijas de las lavas. Este ácido, combinado con el agua que impregna el suelo, se transforma en ácido sulfúrico al contacto con el oxígeno atmosférico. En general, en el cráter del Pico, la humedad es más de temer que el calor, y so nos quedamos un buen rato sentados en el suelo encontraremos nuestra ropa corroída. La acción del ácido sulfúrico alcanza las lavas porfídicas; la alúmina, la magnesia, la soda y los óxidos metálicos son arrastrados poco a poco y a menudo no queda sino la sílice reunida en placas onduladas opaliformes.”
Alexander von Humboldt, 1799
Traducción de Lisandro Alvarado