Lavas de Tenerife
“En cuanto a la naturaleza de las rocas que componen el suelo de Tenerife es preciso distinguir entre los productos del volcán actual y el sistema de montes basálticos que rodean el Pico y que no se elevan más allá de 500 o 600 toesas sobre el nivel del mar. […] Es importante para la geología no confundir las corrientes de lavas modernas, los cerros de basalto, de grünstein y de fonolita que se encuentran dispersos sobre los terrenos primitivos y secundarios con esas masas porfídicas a base de feldespato compacto que posiblemente nunca se derritieron completamente, pero que también pertenecen al dominio de los volcanes.
Capas de toba, de puzolana y de arcilla separan en la isla de Tenerife el sistema de las colinas basálticas de las coladas de lavas litoides modernas y de las deyecciones del volcán actual. […] La gran llanura de las retamas separa las lavas negras, basálticas y aspecto terroso de las lavas vítreas y feldespáticas, cuya base es de obsidiana, menelita y fonolita. […]
Las coladas de lavas que se descubren en la ladera del Monte Verde, entre el hermoso manantial de El Dornajito y la Carabela, muestran masas negras, alteradas por la descomposición, a veces porosas, con poros muy alargados. La base de estas lavas inferiores es más bien de wacke que de basalto […]. Su fractura es generalmente irregular donde es concoide; podemos suponer que el enfriamiento fue más rápido y que la masa estuvo sometida a menor presión. Estas coladas no están divididas en prismas regulares, sino en capas muy delgadas y poco regulares en su inclinación; contienen muchos olivinos, granitos de hierro imantado y piroxenos cuyo color varía a menudo del verde puerro oscuro al verde oliva, que estaríamos tentados de tomar por peridoto olivínico cristalizado, aunque no exista ninguna transición entre estas sustancias.”
Alexander von Humboldt, 1799
Traducción de Lisandro Alvarado