Viajeros del siglo XVIII en Canarias

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

Interés por las momias guanches

“Un operario le hacía una abertura en el bajo vientre con una piedra afilada, tallada en forma de cuchillo, llamada tabona. Se le retiraban los intestinos, que otros operarios lavaban; también se lavaba con agua fresca en la que se había disuelto gran cantidad de sal el resto del cuerpo. […] Las grandes cavidades se llenaban con plantas aromáticas. Más tarde el cadáver se exponía al sol más ardiente. […] Se le aplicaba una especie de ungüento compuesto de grasa de cabra, polvo de plantas aromáticas trituradas, corteza de pino, resina, brea, piedra pómez y otros materiales absorbentes. […] El embalsamamiento debía estar terminado el 15º día. […] Los parientes las cosían entre pieles y las llevaban a las cuevas. […] Estas momias, tal y como se encuentran hoy día, son secas y ligeras; algunas perfectamente conservadas tienen el pelo y la barba; con frecuencia les faltan las uñas; los rasgos de la cara son claros, pero no muy distintivos; el vientre está hundido.”

Bory de Saint-Vincent, 1800

“Interesado por llevar a mi patria una momia guanche, me proporcionaron una que me proponía dejar en depósito en Île-de-France. Era de una mujer joven. Aunque un poco alterados, los rasgos todavía eran regulares. Las manos estaban bien conservadas, pequeñas, bien hechas; le faltaban cuatro uñas, dos en la mano derecha y otras dos en la izquierda; en los pies solo faltaba una en el derecho; los cabellos y las pestañas estaban admirablemente conservados. Contento con esta posesión no pensé en la dificultad de conservar semejante objeto en una larga travesía. Al principio coloqué la momia en mi camarote, en una repisa encima de mi cama, pero el calor y la humedad del navío la ablandaron, descomponiendo la preparación y se engendraron allí tal cantidad de insectos que resolví lanzarlas al mar.”

Jacques-Gérard Milbert, 1800

Traducciones de J. A. Delgado Luis