El agua, la sequía y el vino
“Ya hemos dicho que el agua de manantial era escasa y que se recogía la de las lluvias en aljibes. Cuando estas lluvias son abundantes uno no se puede hacer una idea de la gran cantidad de trigo, cebada y otros granos que se recoge; el sobrante se manda a Gran Canaria y Tenerife, que envían de retorno mercancías americanas o de la metrópoli. Sin embargo, como desde hace varios años la sequía persiste apenas se ha podido producir para su propio consumo, de manera que Tenerife, a la que abastecían, se ha visto obligada a agotar lo de Gran Canaria, que le suministraba una pequeña cantidad de cereales, y a importar del extranjero, siendo los angloamericanos los principales proveedores.
[…] Se cosecha mucho vino en Fuerteventura y Lanzarote, pero su calidad es inferior al de las otras islas canarias; por tanto, es más ventajoso destilarlo para aguardiente, al que se considera bastante bueno, y que los comerciantes de Tenerife compran casi en su totalidad.”
Bory de Saint-Vincent, 1800
Traducción de las autoras de Viajeros franceses a las Islas Canarias