Viajeros del siglo XVIII en Canarias

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

La Caldera y el agua

“En las laderas del interior surgen varias fuentes, que se juntan todas en el fondo en una sola corriente que corre hacia fuera de la gran depresión a través de un paso, desde donde desciende y después de recorrer cierta distancia mueve dos ingenios. El agua de este río es nociva, porque está contaminada por otras aguas de calidad perjudicial, que se mezclan con ella en la Caldera.

[…] En la cara exterior de la Caldera surgen dos corrientes de agua, una de las cuales fluye hacia el norte en dirección a la villa de San Andrés y mueve dos ingenios, y la otra lo hace en dirección este, en dirección a Santa Cruz. Aparte de estos, no existen en la isla otros arroyos, corrientes o fuentes que tengan importancia, por lo que los naturales construyen tanques cuadrados o aljibes con tablas de pino de tea que calafatean para hacerlos herméticos. Los llenan con los torrentes de agua de lluvia que baja de las montañas en invierno y la guardan para ellos y para el ganado mayor, porque las ovejas, las cabras y los cerdos de los lugares distantes de las corrientes de agua se alimentan casi todo el año con las raíces de helecho y de gamones y, por tanto, necesitan poco agua o ninguna, porque estas raíces contienen suficiente humedad como para satisfacer sus necesidades.

[…] La parte sur de la isla está muy desprovista de agua; sin embargo, allí hay un pozo de agua caliente de propiedades medicinales, tan cerca del mar que este lo cubre en la pleamar.”

George Glas, 1764

Traducción de Francisco Javier Castillo y Carmen Díaz Alayón