Este siglo es, también, el de los cambios económicos asociados a la Revolución Industrial iniciada en el anterior, que alteraron las formas de trabajar y obtener la subsistencia, comenzando definitivamente la era de la fábrica. Estas transformaciones económicas se vieron precedidas y/o acompañadas de una revolución en el conocimiento del mundo: esta es la última gran época de los viajes de exploración. Al descubrimiento de Tahití por Wallis (1769), la vuelta al mundo de Bougainville (1766-69), las tres expediciones de Cook a Oceanía (1768-80), la expedición de Malaspina (iniciada en 1789) o la de Vancouver (1791-1795) buscando sin éxito una vía navegable entre el Atlántico y el Pacífico a través de América del Norte, se sumaron, a partir de principios de siglo, los grandes viajes marítimos por el Pacífico de los rusos, franceses o británicos, como el del bergantín Beagle de 1831 a 1836 que llevaba a bordo como naturalista a Charles Darwin, y las empresas fundamentalmente terrestres de Mociño y Sessé por Nueva España (1787-1803), Alexander von Humboldt por América del Sur (1799-1804) o Mungo Park, Denham-Clapperton-Oudney y David Livingstone por el continente africano, cuyo interior se conocerá en la segunda mitad del siglo.