La exposición que presentamos bajo el título “Sin tiempo no hay nada (Estampas sobre evolución)” trata de ilustrar el proceso mediante el que la idea de evolución, en sus variadas formas, acabó instalándose como elemento clave de la explicación de la génesis y desarrollo del Universo.
[…] No sólo desde el punto de vista filosófica o de las ideas comenzó a cuestionarse la cronología bíblica; también la propia Tierra emitía señales que no encajaban en el relato canónico […] Darwin propone la noción de variabilidad azarosa, lucha por la existencia y pervivencia del más apto como elementos clave de un proceso evolutivo que incluía a todo lo vivo y cuyo despliegue requería de un tiempo millonario en años[…]
[…] A mediados del siglo XIX la Física irrumpió […] las leyes mecánicas, electromagnéticas y termodinámicas le permitieron acotar la edad de esos objetos {estrellas y la Tierra}: entre 20 y 400 millones de años. Demasiado para los que se atenían a la literalidad de la Biblia y poco para los geólogos uniformistas y para los biólogos evolucionistas […] se descubre una nueva fuente de energía, la nuclear, que acabará dotando a los evolucionistas de todo el tiempo que necesitaban […]
{El texto entero se puede leer en el Folleto}
Los textos y la maquetación de los paneles han sido elaborados por Miguel Hernández González, de Fundoro.
Ver Folleto exposición “Sin tiempo no hay nada (Estampas sobre evolución)”:
Disponible para préstamo