El punto de partida del presente proyecto se apoya en la idea, recientemente defendida por James Secord en un seminal article publicado en Isis de que el conocimiento científico es esencialmente un acto comunicativo. Es decir, que en realidad sólo lo podemos observar, reconstruir o interpretar en el acto de ser transmitido, de una forma u otra. Así, para el historiador de la ciencia (como para el filósofo, el sociólogo o el antropólogo de la ciencia, en los ámbitos que le son propios) cobran especial interés los procesos de comunicación de la ciencia, de difusión, recepción y apropiación de saberes y prácticas científicas en diferentes contextos y atendiendo siempre a la manera en que este conocimiento es transmitido y recibido, porque es en ese “tránsito” en donde se halla la verdadera clave que nos permite entender la ciencia: la del pasado o la del presente.