Una fuerte jerarquización va a determinar la organización social canaria de esta época, distinguiéndose dos grupos: una minoría dominante, formada por la nobleza terrateniente y la burguesía comercial, que ocupará la cúpula de la sociedad, y una mayoría constituida por las clases populares y grupos marginales, con unas condiciones de vida críticas. La nobleza debía su situación de privilegio al proceso de conquista y posterior colonización, en la que se benefició de los repartimientos de tierras y aguas. Con el fin de mantener su poder económico, desde finales del siglo XVII hasta la primera mitad del siglo XVIII, se inicia un proceso de vinculación de sus propiedades que dan lugar a los Mayorazgos. Un rasgo peculiar de la burguesía comercial era su mayoritario origen extranjero, con un predominio en esta centuria de los irlandeses. Al igual que la nobleza, se caracterizaba también por ser un grupo social fuertemente cohesionado en el que existía una fuerte endogamia socio-profesional. El campesinado constituía la mayoría de la población canaria. No era un grupo homogéneo, existiendo entre ellos diferencias sociales y económicas importantes. Por el contrario, compartían penuria y miseria, lo que les llevaba a la emigración en épocas de malas cosechas, sequías y plagas. El endurecimiento de las condiciones de vida, con los aumentos de impuestos y rentas señoriales, así como la apropiación de tierras, propiciaron la conflictividad social a través de motines, que tuvieron un carácter local y rural.
Frente al auge económico del siglo XVII, el siglo XVIII es considerado como un largo período de crisis provocado por la decadencia del sector vitícola. Tras la firma en 1703 entre Portugal e Inglaterra del acuerdo comercial de Methuen, el «tratado de los paños y los vinos», el comercio inglés pasó a abastecerse preferiblemente de los vinos portugueses, lo que dio lugar a una reducción de las exportaciones canarias. Éstas se orientaron entonces hacia América, pero la competencia de los vinos peninsulares y la liberalización de este mercado hicieron fracasar esta tentativa. Las dificultades de la agricultura de exportación, motor del crecimiento económico, provocó la decadencia económica. La crisis de la vid propició la generalización de nuevos cultivos (papa y maíz) destinados al consumo interno, ocupando los terrenos de viñedo menos apropiados, así como un importante crecimiento de la ganadería.
En relación con otras actividades económicas, la pesca cercana a la costa africana y las industrias vinculadas a la construcción naval y la salazón del pescado experimentaron una relativa expansión. La importación de productos, la falta de materias primas y la reducida población del Archipiélago fueron factores negativos que hicieron que la actividad artesanal fuese exigua. Por otra parte, la actividad comercial se vio afectada por las guerras del siglo que entorpecieron la navegación atlántica.