Condiciones para el despegue del turismo canario.

Para el caso concreto del turismo de salud hay que tener en cuenta que ya desde la primera etapa, que podríamos llamar prototurística, la atracción del clima para los enfermos de tuberculosis y de afecciones pulmonares varias fue grande. Con el tiempo, este hecho —el de las buenas condiciones climáticas isleñas— se va ratificando por viajeros cultos, naturalistas, científicos y, especialmente, médicos que acuden a propósito a certificar este hecho.

Sin duda el desarrollo de los barcos de vapor y de las líneas transatlánticas que pasaban por Canarias —o por Madeira— desde Inglaterra u otros lugares europeos fue básico para el incremento de los viajeros al Archipiélago.

Pero el despegue del turismo a finales del XIX tiene que ver con hechos como la crisis de cultivos o con el declive del negocio de la cochinilla, y la necesidad de invertir en nuevos negocios; aunque es cierto que los capitales de arranque de un turismo organizado fueron puestos en gran parte por empresarios ingleses que se afincaron en las islas y que como parte de sus negocios apostaron por la infraestructura hotelera o de health resorts. En el caso de los turistas ingleses estos venían atraídos por unas relativas facilidades de viaje en líneas regulares de barcos, y por unas instalaciones cada vez más cómodas y lujosas, con la posibilidad de alquilar fincas y casas rurales a bajos precios. Para este tipo de turismo también se fue contando cada vez más con una infraestructura comercial adecuada desde el punto de vista de los víveres y productos ingleses, o europeos en general, que llegaban a las islas con regularidad.

La buena disposición de los canarios hacia los turistas, su buen trato y amabilidad también contribuyó a la recurrencia de turistas extranjeros. Mientras, para empresarios y hombres de negocios isleños el turismo era una fuente de ingresos alternativa a la economía tradicional, ligada a la tierra, y sobre todo en tiempos de crisis.