Comercio exterior
“En estos intervalos de tranquilidad, cargamentos de aguardiente del país se exportan hacia la isla de Cuba y la provincia de Venezuela, donde son más apreciados que los aguardientes españoles, y particularmente en La Habana, donde los prefieren y consumen en abundancia. Todo este licor no lo produce solamente Tenerife; las islas de La Palma, Hierro y Tenerife suministran una gran cantidad. De ordinario, los habitantes de dichas islas los envían por su cuenta a Santa Cruz, donde lo compran los comerciantes allí establecidos y lo mandan a las colonias. También se recoge seda, una parte se envía a España y otra es manufacturada en la isla para tafetanes, cintas y medias, que se venden en las islas; una pequeña parte se envía a América. Se cosecha lino, que no saben espadar bien, y que los campesinos usan para hacer telas gruesas y medias, empleando este lino sin mezcla con el de Holanda y el de los países bálticos, que llega a Canarias en gran cantidad.
La orchilla constituía antes una rama importante del comercio de estas islas, pero está en declive desde hace unos años porque los ingleses han encontrado otra hierba que la sustituye en los tintes. No obstante, de vez en cuando se exportan algunas partidas. Estos son los artículos locales de la isla empleados en el comercio exterior. Se pueden añadir algunos frutos secos, como higos y uvas, pero no en gran cantidad, porque aunque la isla produce mucho de los primeros, la mayor parte la consumen sus habitantes. Estos frutos secos no son, en general, tan buenos como los de España y Portugal. Las cebollas y las papas son a menudo una parte esencial de los pequeños barcos enviados a las islas de América. El comercio está basado en la importación de provisiones, mercancías y productos necesarios para el consumo y en la exportación de los productos coloniales del Nuevo Mundo, que no se pueden vender en las islas y que se envían a Europa.”
Pierre-Bertrand Milius, 1800