Textos de Tessier sobre la agricultura en Canarias
“No se conoce en estas islas el arte de fertilizar la tierra con abonos como las margas o las plantas marinas. Acaso no lo necesitan y pueden contentarse con los abonos animales. […] La medida de tierra se llama fanega, porque de ordinario se necesita una fanega de trigo para sembrarla. […] Cultívase para alimento del hombre el trigo, muy poco centeno, mucha cebada y maíz, patatas, judías y garbanzos. […] Para los animales algunos altramuces, guisantes, lentejas, mielga, habas, habillas y muy poca avena. Por lo común se alimentan de paja de trigo bien conservada, de hojas de maíz y de pasto, pero también se les da cebada en grano.
Para las artes agrícolas no hay otro cultivo que el del lino, el anís, el cilantro y el azafrán, pero en escasa cantidad. Cógese en Tenerife zumaque y orchilla, que crecen silvestres. […] Vense en estas islas magníficos algodonales que los habitantes no se toman el trabajo de cuidar. El trigo y la cebada se cultivan es estas islas desde tiempo inmemorial. Se sospecha que ya se los conocía cuando las conquistaron los españoles, pero el centeno, el maíz, los garbanzos y las patatas se han ido introduciendo después. […] No hay tráfico de semillas de una isla con otra, ni de otros países con Canarias. Lo que mejor acomoda a los campesinos es guardar parte de su cosecha para tiempos de escasez y comprar fuera trigo para su sustento.
No se dan más que dos labores -y muchas veces nada más que una- a las tierras destinadas para el trigo. […] No se les da más cultivo, ni hay otro instrumento que el arado, siendo tan desconocido el rastrillo como el rollo.[…] La época de sembrar el trigo y la cebada es al comienzo de las lluvias, en noviembre y diciembre. Se siembra al vuelo. Hacen los canarios lo contrario de lo que dicta la razón y la experiencia, derramando más cantidad de semilla cuanto mejor es la tierra. […] Escógense los días de viento para limpiar más fácilmente el grano, aventando la parva con una pala. […] Se ha reparado en que ciertos años chupa y debilita el grano un insecto rojo y que otro verde, que llaman pulgón, roe las cañas. Uno y otro perecen con las fuertes lluvias. […] Raras veces se ve llegar de Berbería enjambres de langostas que se arrojan sobre las mieses y en un instante las destruyen.
Se arriendan las tierras en Canarias no a precio de plata, sino en función del producto de la cosecha. El propietario suministra la semilla y otros objetos de primera necesidad. Da también los animales que tiene, que puede llevarse después del plazo convenido, perteneciéndole la mitad de las crías, además de una fanega de trigo por cada cabeza de ganado. Este modo de arrendar es un verdadero feudo. […] Uno de los grandes obstáculos para el avance de las Canarias es la flojedad natural de sus habitantes, tan sobrios como faltos de previsión.”
Henri-Alexandre Tessier
Traducción de J. A. Delgado Luis