Viajeros del siglo XVIII en Canarias

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

Paisaje

“La parte alta de las montañas está cubierta de palmeras, de donde aparentemente procede su nombre. Al ser una tierra muy elevada se la puede ver desde bastante lejos cuando el cielo no está cubierto de nubes. Aparte de la ciudad de Santa Cruz hay en esta isla otro municipio llamado San Andrés, que consta de seis aldeas bastante pobladas de españoles, los únicos que allí habitan; pero por lo demás, no hay nada destacable en sus viviendas.

El aspecto de Santa Cruz es su única belleza: al estar construida escalonadamente y a modo de anfiteatro en la pendiente de una colina se muestra en su totalidad a los viajeros que llegan por mar y el conjunto, unido al paisaje de los alrededores, es muy grato de contemplar.

En la isla de La Palma hay unos fuegos subterráneos que estallan en forma de verdaderos volcanes. Nos contaron que desde hacía seis días se venía percibiendo un temblor de tierra tan violento que una montaña se había rajado y vomitado muchas llamas y piedras, produciendo grandes daños en las tierras de los alrededores, que quedaron devastadas y quemadas. Con nuestros propios ojos vimos al día siguiente unos fuegos que seguían saliendo de la montaña con un ruido sordo, como el de un trueno lejano.”

Dralsé de Grand-Pierre, octubre de 1712

Traducción de las autoras de Viajeros franceses a las Islas Canarias