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Imagen de la semana 6 de junio de 2008

© Proyecto Humboldt. Cedido para su digitalización por el Jardín de Aclimatación de La Orotava

Erupción del Chahorra

Fuente bibliográfica: "Histoire naturelle des îles Canaries II, 1. Géographie Descriptive, Statistique et la Géologie." (Barker Webb, Phillip, 1839)

Sabino Berthelot describió la erupción del volcán Chahorra en base a un informe de Bernardo Cólogan, texto que en parte también incluyó en su obra. Ocurrió durante la noche del 9 de junio de 1798: una fuerte detonación alertaba a las poblaciones del sur de Tenerife, sobre todo, a las de Guía y Chío, más cercanas al área de Las Cañadas. Pronto se hizo evidente que era la montaña de Chahorra, contigua al pico del Teide, la que expulsaba llamas y materiales volcánicos, unas emisiones que duraron tres días, acompañadas de un ruido que sumió en el espanto a toda la isla. Enseguida se abrió otro cráter emanando torrentes de lava en la cima de la montaña, a 1 milla del primero. A gran distancia de ese nuevo cráter se formó un tercero, cuyas explosiones se sucedieron con rapidez. Finalmente, torbellinos de humo y piedras ardientes fueron lanzados desde una cuarta abertura. Esas bocas se fueron abriendo durante los 7 primeros días de la catástrofe y la lava corrió varias veces a lo largo de unos tres meses. El informe de Bernardo Cólogan distinguía dos tipos de ruido durante la actividad de la montaña: unas veces era abrupto, como estallidos de trueno, y otras más constante, como el ruido de una enorme masa de agua en ebullición. De la mismo modo, decía que las emanaciones de lava podían ser, bien repentinas, instantáneas, como una prolongada descarga de artillería, o bien, más continuadas, constantes como el silbido o estallido de una bomba. Por la distancia a la que se hallaba el observador veía siempre primero la detonación y segundos después oía la explosión.

Texto: Masu Rodríguez