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Imagen de la semana 26 de febrero de 2010

© Proyecto Turismo, Ciencia y Salud. El libro de Harold Lee fue cedido para su digitalización por la Biblioteca pública Municipal de Santa Cruz y el de Miss Dabney fue digitalizado por la Cornell University (NY) para la Fundación Orotava

Aguadoras

Fuente bibliográfica: "A summer cruise among the Azores and Canary Islands" (Dabney (Miss.), 1873)

El primer dibujo es de Harold Lee (1888); el segundo de Miss. Dabney (1873). A Lee le pareció muy pintoresco ver que con tanto peso en la cabeza, las aguadoras caminaban descalzas, incluso las que venían desde las medianías, pero -eso sí- llevando en una mano un par de botas, que sólo estaban dispuestas a ponerse al entrar en el pueblo, por no estropear el único calzado que tenían.

Se llamaba aguadoras a las mujeres que acarreaban el agua hasta las casas desde los chorros y las fuentes. Unas cargaban las tinajas a lomos de burros; otras, un solo cántaro o una lata grande sobre la cabeza. Solían decir orgullosas que no dejaban derramar ni una gota. No pasaban desapercibidas para quien por primera vez las viera por veredas y caminos andar en postura tan erguida y afanada.

Los chorros se construían en sitios céntricos, con el fin de abastecer al mayor número de vecinos de agua canalizada desde los nacientes. Puesto que era para uso doméstico se ponía buen cuidado en seguir algunas normas que mantuvieran el agua limpia: No se bebía directamente de los caños, no se fregaba ni se lavaba en ellos, ni tampoco se usaban como abrevaderos para animales.

En muchos pueblos de Canarias, hasta mediados del siglo XX, las mujeres iban a buscar al chorro el agua que necesitaba la casa. Es fácil de entender que no se le viera la gracia a malgastarla.

Texto: Masu Rodríguez