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Imagen de la semana 7 de mayo de 2010

@ Proyecto Humboldt: Cedido para su digitalización por la Biblioteca de la Universidad de La Laguna

Cueva del hielo

Fuente bibliográfica: "Impressions et observations dans un voyage à Ténérife." (Mascart, Jean, 1910)

La Cueva del hielo está en el Teide, a unos 3.350 metros de altitud, entre el refugio de Altavista y el Pico. El hielo se conserva en la gruta más allá del invierno porque la orientación de la boca de entrada impide que los rayos del sol lleguen al fondo y también porque, en su interior, la nieve tarda en derretirse, por el frío que produce una evaporación rápida. Pero no presenta mayor interés a nivel geológico: surgió probablemente a partir de una burbuja de lava. Tampoco tiene grandes dimensiones (entre 80 y 100 metros de circunferencia), ni pasadizos o ramificaciones, como la Cueva del viento de Icod. Y aún así, casi todos los testimonios antiguos de viajeros que subieron el Teide hablan -al menos desde el siglo XVII- de la Cueva. Solían visitarla, desviándose un trecho del sendero, durante el camino de descenso desde el Pico.

El uso que a lo largo de al menos doscientos años le dieron los neveros tinerfeños sí le confiere cierto valor histórico. En 1724 Louis Feuillée, en referencia a la senda estrecha y torcida que lleva al Pico, dijo: "Los hombres que van a coger el hielo al Pico, que no se encuentra más que en el pie del Pan de Azúcar, han trazado estos senderos."

Si la Cueva albergó en algún período nieves perpetuas -una afirmación extendida en las crónicas de viajeros y excursionistas- fue en gran medida gracias al empeño y al esfuerzo de los que necesitaban sacar provecho de un helero permanente que abasteciera la demanda de los pueblos costeros y de los barcos del muelle de Santa Cruz:

En invierno, el viento arremolina el granizo y la nieve que caen en la cumbre, apilándolos en dicha cueva; en primavera, colaboran los arrieros en tal labor, haciendo entrar en ella a paladas los restos de nieve. Luego, cuando se ha formado una enorme masa de hielo, en verano, se dispone este hielo en bloques con forma de tonel y, tras cubrirlo de sal y envolverlo en hojas de helecho, se transporta durante la noche. […] La carga de hielo que puede llevar una mula cuesta medio duro en La Orotava." (Karl von Fritsch, 1862)

Texto: Masu Rodríguez