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Imagen de la semana 1 de julio de 2011

© Proyecto Humboldt. Cedido para su digitalización por la Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

Pintaderas

Fuente bibliográfica: "Antiquités canariennes ou annotation sur l'origine des peuples qui occuperent les iles fortunées, depuis les premier temps jusqu'a l'epoque de leur conquète" (Berthelot, Sabin, 1879)


    En la actualidad no se ha llegado aún a conclusiones definitivas acerca del uso que los aborígenes debieron darle a estas pequeñas piezas de barro, llamadas pintaderas o sellos. Sin embargo, por la época en que Sabino Berthelot publicó este grabado (1879), un compatriota suyo, René Verneau, analizó en profundidad las características de las 42 piezas que ya por entonces albergaba el Museo Canario. Casi todas se habían encontrado en Agüimes, algunas en el valle de Santa Lucía de Tirajana y otras (es el caso de estas de la imagen) en Gáldar. Verneau estudió a fondo cada una de ellas teniendo en cuenta, a la vez, las informaciones de los cronistas antiguos de las islas acerca de la utilidad que podían tener para los aborígenes. Tras sus investigaciones Verneau pudo demostrar cómo algunas de las interpretaciones propuestas por sus colegas no podían tomarse sino como meras hipótesis infundadas. Estaba convencido de que los aborígenes de Gran Canaria elaboraban estas piezas de barro cocido con el único propósito de que les sirvieran para imprimirse dibujos en la piel y no en telas o en pelo de animal. Llegó a tal conclusión cuando se le ocurrió impregnar algunas pintaderas con ocre desleído en agua con la intención de estamparlo en su piel. El resultado le pareció revelador, porque el dibujo que quedaba marcado en el cuerpo reproducía los detalles más delicados de la pintadera, cosa que no ocurría si se repetía el proceso en tela, pues en ese caso el único dibujo que aparecía era una mancha emborronada.

    El Museo Canario de Las Palmas alberga hoy en día la colección más completa de pintaderas.

Texto: Masu Rodríguez