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Imagen de la semana 11 de noviembre de 2011

© Proyecto Turismo, Ciencia y Salud. Cedido para su digitalización por la Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

Familia de La Atalaya, Gran Canaria


Esta familia de atalayeros fue fotografiada en 1898 por el británico Cutcliffe Hyne, quien tras su visita a Canarias publicó en The Windsor Magazine algunos artículos sobre las islas.

Cuando Hyne visitó La Atalaya calculó que en aquellas cuevas habitaban varios miles de personas. Sobrevivían gracias a la fabricación y la venta de vasijas de barro, elaboradas artesanalmente y con extraordinaria maestría. Hyne puntualizó que la mayor parte de aquel trabajo lo llevaban a cabo las mujeres, sobre todo las de mayor edad, mientras que los hombres dedicaban el día a "rascarse y a fumar" y sólo ocasionalmente consentían en hornear la cerámica cuando había un número de piezas suficientes para llenar el horno.

Por aquellos años La Atalaya se había convertido ya en lugar de visita recomendada para los turistas. Ninguno se libraba del avasallamiento pertinaz de los corros de chiquillos entonando con la mano tendida su pedigüeña cantinela: cuartito, cuartito, un cuartito.

La Atalaya era un enclave muy cercano a la capital, Las Palmas, y sin embargo seguía anclado en la época cavernícola. Hyne no debió ser el único en preguntarse si aquello no sería mera fachada, un decorado prehistórico mantenido en el tiempo gracias a la testarudez de aquella comunidad. En cualquier caso, podríamos decir que aquel "retraso", fuera o no pretendido, les aseguró la supervivencia durante muchas décadas.

Texto: Masu Rodríguez