Fundación Canaria Orotava
de Historia de la Ciencia

Material: Los chorros

Cogiendo agua en el chorro

El abastecimiento de agua potable para la Orotava se realizaba desde principios del siglo XVI a través de las canalizaciones para los molinos. Las aguas que recorrían al aire libre varios kilómetros, antes de llegar al núcleo urbano, podían llevar restos de objetos, animales, hojarascas, etc. Su calidad podía quedar afectada por esas impurezas y originar diversas enfermedades. A pesar de estos peligros, lo cierto es que este sistema pervivió hasta el siglo XX, cuando se realizaron mejoras en sus instalaciones y fueron suplantándose por sistemas entubados. Al principio el municipio tenía escasos abrevaderos a lo largo del pueblo para abastecer a la población y para los animales. Durante mucho tiempo solo hubo tres abrevaderos y fuentes. Fue en la década de 1920 cuando se realiza un importante proyecto para dotar a la población de un sistema de chorros distribuidos por todo el casco del pueblo. Recordemos que la población total de La Orotava era de 13.500 habitantes en esos años. Bajo el mandato de Don Cándido Pérez Estrada se realiza el proyecto por el ingeniero Rafaél Vila y Calzadilla en 1923. Se trataba de disponer del agua proveniente de los manantiales de Aguamansa y traerla entubada a La Orotava .

Plano del recorrido de tuberías y depósitos

El Heredamiento, sociedad privada que reunía a los mayores propietarios de las aguas del Municipio, debería poner al servicio del Ayuntamiento y de los vecinos una cantidad constante para este uso. Se le impuso librar para el consumo público una cantidad de mil pipas de 480 litros al día. Para ello se realizaron un total de 30 chorros y abrevaderos distribuidos desde la zona de la Cruz Verde en la Villa Arriba y llegando en la Villa de Abajo hasta la zona de Santo Domingo. También se incorporaba una fuente y abrevadero en cada uno de los siguientes barrios: La Florida, Camino Chasna y el Pago de la Luz.

Modelo de chorro para abastecimiento público

Tipo de abrevadero

La red llevaría una serie de pilas de hierro colado y varios abrevaderos facilitando el aprovisionamiento para los vecinos de agua para beber, cocinar y la limpieza. Esta obra fue una de las principales novedades aportadas junto a la aparición de la nueva central hidroeléctrica municipal en los años treinta.

Lugares de fuentes y abrevaderos

Plano de La Orotava con la distribución de los chorros y abrevaderos

Chorros y abrevaderos Antes de que existiera una red de agua a domicilio los chorros eran esenciales para el abastecimiento público. A ellos iban diariamente, para cubrir el consumo familiar, hombres, mujeres, niños y niñas a cargar agua en barriles, latas y cántaros que portaban bien en la cabeza sobre un ruedo o rodilla de tela o badana para hacer más soportable el peso, en el caso de las mujeres y niñas, o mediante una especie de yugo o gancho del que colgaban los recipientes en el caso de los hombres y niños. A ellos enviaban también, las familias pudientes, a las sirvientas que podían disfrutar de un rato de asueto en su ambiente social natural. El chorro, igual que los lavaderos, se convertía en un lugar de encuentro en el que se conversaba, se comentaban los chismes, se discutía los asuntos cotidianos. Se establecía, en suma, relación con los vecinos mientras se aguardaba el turno para rellenar los recipientes.

Aparte de las costumbres establecidas en el uso de los chorros, existieron ordenanzas que reglamentaban la utilización del agua y así, ni las aguadoras ni los vecinos podían beber directamente de los caños, ni colocar carteles anuncios o pasquines. Tampoco estaba permitido en ellos, lavar ropas, verduras, pescados o carnes, cacharros o animales ni dar de beber a las caballerías.

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