¿Qué dice usted, señor Darwin?
Está diariamente, hora tras hora examinando por todo el mundo, toda variación, incluso la más leve; eliminando aquello que es malo y mejorando lo que es bueno. Esta preservación de las variaciones favorables y la supresión de las variaciones desfavorables, la llamo Selección Natural.
El método científico define inequívocamente lo que es una teoría: Un conjunto entrelazado de leyes que han resistido el juicio constante de la experiencia a lo largo del tiempo, lejos del vocabulario vulgar, que utiliza el término con una ligereza impropia del lenguaje científico, una teoría mide su fortaleza al hilo del tiempo transcurrido desde su formulación. Esto no quiere decir que sean dogmas irrefutables, es precisamente su sometimiento a un juicio con stante, que las pone a prueba, lo que las hace más fuertes a lo largo de los años. Según este criterio hay pocas teorías en la ciencia, la de la Evolución por Selección Natural es una de ellas. Sin embargo sigue siendo una gran desconocida casi 150 años después de su aparición, detrás de expresiones más o menos célebres (el hombre viene del mono) o de famosas polémicas (Ciencia versus Religión), se esconde un gran vacío:
¿Qué dice realmente la Teoría de Evolución de las Especies por Selección Natural?
¿Por qué Darwin es un personaje tan importante?
Porque contribuyó decisivamente a eliminar la Teoría Antropocéntrica de la Creación. Su obra suscitó una enorme revolución que socavó el sistema de pensamiento predominante de la época: la Teología Natural, un conjunto de doctrinas que situaba al hombre en el centro de una Creación diseñada por Dios, el perfecto arquitecto, en la que las especies eran inmutables y en la que la Biblia era el auténtico “libro de texto” del naturalista. Charles Darwin se comprometió con la primera virtud que debe tener un científico: no dejar que las ideas preconcebidas frenen su creatividad y su curiosidad. Si Copérnico ha pasado a la historia del pensamiento como el personaje que acabó con la Teoría Geocéntrica, Darwin merece el honor de haber situado al hombre en una de las múltiples ramas evolutivas que han evolucionado desde un ancestro común a lo largo de millones de años.
Iba para médico, estudió Teología pero siempre fue naturalista
Charles Darwin nació en 1809 en Shrewshury, Inglaterra, en el seno de una familia acomodada, fue el quinto de un total de seis hermanos, cuatro mujeres y dos varones. Desde muy temprano se vio atraído por la Historia Natural aunque nunca fue un estudiante brillante, característica que comparte con otros grandes de la Historia de la Ciencia como Newton, Pasteur, Ramón y Cajal o Einstein.
A los 16 años su padre lo manda a Edimburgo a estudiar Medicina pero pronto se convence de que el joven Charles no había nacido para dedicarse a curar enfermos. En aquella época el papel de la Religión en la ciencia y en la sociedad era mucho más relevante que en la actualidad, los clérigos tenían una alta consideración social y, sobre todo, mucho tiempo libre que el joven Darwin podría aprovechar para desarrollar sus aficiones naturalistas. Por ello, su padre le propuso que se desplazara a Cambridge a estudiar Teología para convertirse en cura rural de la Iglesia Anglicana, Darwin se lo pensó, pero tras una breve reflexión decidió aceptar la sugerencia paterna y se preparó para convertirse en clérigo.
En Cambridge conoce a una serie de personajes que van a tener una gran influencia en su trayectoria posterior destacando el geólogo Adam Sedgwick y, sobre todo, el botánico John Henslow.
"H. M. S. Beagle", un sabueso que olfateó en busca de la verdad
A los 22 años, Henslow le trasladó una oferta que no sólo iba a cambiar su vida sino que alteró el curso de la ciencia y del pensamiento. Su maestro le dio la oportunidad de participar, como naturalista, en una expedición alrededor del mundo del H.M.S Beagle a las órdenes del capitán Robert FitzRoy. El viaje tenía como misión:
- Mejorar los mapas de las costas de América del Sur diseñados en una expedición anterior.
- Levantar los mapas de las costas de la Patagonia, Tierra del Fuego y numerosas islas (vg. Las Malvinas)
- Registrar las condiciones meteorológicas: mareas, vientos…y realizar algunas medidas cronométricas alrededor del mundo.
Darwin se encargaría de recolectar todo tipo de seres vivos y de realizar anotaciones acerca de la Historia Natural de los lugares visitados, además de servir de compañero de tertulia al capitán del barco en un viaje que, aunque programado inicialmente para tres años, se prolongó hasta los cinco años.
Lo que la Teología Natural no podía explicar
Cuando Darwin embarcó en el H.M.S Beagle participaba del relato bíblico de la creación, sin embargo durante el viaje experimentó una transformación progresiva que lo fue convenciendo de que las especies, lejos de ser inmutables, evolucionaban. ¿Qué fue lo que Darwin encontró en su aventura que no podía ser justificado por el sistema de pensamiento predominante? ¿Por qué empezó a dudar del poder explicativo de la Teología Natural?
- Los fósiles: Darwin recolectó en Sudamérica restos fósiles que comparó con especies que vivían en aquel tiempo encontrando un gran parecido entre los seres extinguidos y los recientes… ¿Por qué? ¿A qué se debía esa similitud entre ellos? Si respondían a creaciones individuales e independientes, ¿qué sentido tenía el parecido? ¿Sólo casualidad?
- Especies muy similares en regiones geográficamente muy cercanas: Darwin encontró en zonas muy próximas especies distintas que mantenían un alto grado de similitud (ñandú en el norte y sur de la Pampa, o los pinzones en las islas del archipiélago de Las Galápagos). ¿Por qué Dios se iba a tomar la molestia de crear especies tan parecidas en lugares geográficamente tan próximos? ¿No era eso un despilfarro?
- Alto grado de similitud en las estructuras corporales de diferentes especies o en sus respectivos desarrollos embrionarios: Darwin estudió y comparó, por ejemplo, las extremidades de diferentes animales observando que existían formaciones prácticamente idénticas en ellas; igualmente descubrió etapas muy similares en el desarrollo embrionario de distintas especies, de nuevo, ¿Sólo casualidad?
De vuelta a casa Darwin se dedicó a reunir y estudiar todo el material que recogió durante su aventura, él ya no era el mismo creacionista que embarcó cinco años antes en el H.M.S Beagle, estaba convencido de la mutabilidad de las formas vivas y se disponía a preparar una gran obra sobre la Evolución de las Especies.
¿Es la Evolución un descubrimiento de Darwin?
Rotundamente no. En la antigua Grecia (s. IV a. C.) ya existían ideas evolucionistas, por tanto, es absolutamente injustificado adjudicar a Darwin la paternidad de la evolución de las especies. Su propio abuelo Erasmus Darwin era evolucionista, Buffon y su Transformismo o la Teoría Evolucionista de Lamarck son claros ejemplos de que Darwin no fue original a la hora de plantear que las especies no eran inmutables.
Aunque él ya había hecho un esbozo de lo que sería su gran obra sobre Evolución, no había escrito nada más sobre el tema hasta que, en 1858, le llegó una carta de Alfred Russel Wallace desde el archipiélago Malayo en la que describía casi literalmente la idea evolutiva que había empezado a gestar varios años antes. El miedo a que sus conclusiones fuesen publicadas por otro, aceleró la aparición de la obra magna en la que expondría su teoría evolutiva; el 24 de noviembre de 1859 salió de la imprenta uno de los libros más influyentes escritos jamás con el título original: “On The ORIGIN OF SPECIES by means of natural selection or the preservation of favoured races on the struggle for life”.
¿Qué nos dice el "Origen de las Especies"?
Podríamos resumir en cinco puntos el mensaje esencial de la gran obra de Darwin:
1. La Evolución es un hecho. Las pruebas a favor de la Evolución de las especies son irrefutables, hasta tal punto, que podemos considerarla como “un hecho”. Otra cosa es que nos pongamos de acuerdo o no acerca de cómo ocurre la Evolución, pero que existe, es algo que las pruebas han establecido “más allá de cualquier duda razonable”. 2. El establecimiento de un origen común. Todos los seres vivos proceden de un mismo ancestro del que han evolucionado durante un periodo de tiempo extraordinariamente largo. Esto significa que existen lazos filogenéticos entre todas las criaturas vivientes. 3. La Diversificación de las Especies. Las especies no sólo evolucionan en el tiempo (Evolución vertical) sino que también lo hacen en el espacio (Evolución horizontal). Aprovechando diversos mecanismos, como el aislamiento geográfico, las especies pueden evolucionar hacia nuevas variedades que paulatinamente pueden adquirir la consideración de nuevas especies. 4. El Gradualismo. Las especies evolucionan a través de cambios continuos que tienen lugar de forma gradual a través de grandes períodos de tiempo. A pesar de que esta idea se topó con la dificultad de manejar cálculos equivocados de la edad de la Tierra, el descubrimiento de la radiactividad a principios del siglo XX puso las cosas en su sitio, estableciendo una edad aproximada de 4.500 millones de años, tiempo suficiente para que se haya generado la enorme diversidad de seres vivos que habitan la Tierra. 5. La Selección Natural. La gran aportación darwiniana a la Evolución fue, sin dudad, el mecanismo que la hacía posible. En palabras del propio Darwin encontramos una de las mejores definiciones de dicho proceso, es decir, de la Selección Natural: “…Viendo que indudablemente se han presentado variaciones últimas al hombre, ¿puede acaso dudarse de que de la misma manera aparezcan otras que sean útiles a los organismos mismos, en su grande y compleja batalla por la vida, en el transcurso de las generaciones? Si esto ocurre, ¿podemos dudar –recordando que nacen muchos más individuos de los que acaso pueden sobrevivir- que los individuos que tienen ventaja, por ligera que sea, sobre otros tendrán más probabilidades de sobrevivir y reproducir su especie? Y al contrario, podemos estar seguros de que toda variación perjudicial, por poco que lo sea, será rigurosamente eliminada. Esta conservación de diferencias y variaciones favorables de los individuos y la destrucción de las que son perjudiciales es lo que he llamado Selección Natural…”
Lo que Darwin no podía saber
En 1865, Gregor Mendel, publicó unos trabajos realizados en el jardín de su monasterio en los que investigaba los mecanismos que gobernaban la transmisión de los caracteres de padres a hijos. Los resultados de dichos experimentos pasaron inadvertidos no sólo para Darwin sino para el conjunto de la comunidad científica. Sería a principios del s. XX cuando la obra de Mendel se redescubriría, inaugurándose la ciencia de la Genética, casi veinte años después de la muerte de Darwin.
El desarrollo posterior de la investigación sobre los mecanismos hereditarios tuvo su punto álgido con el descubrimiento en 1953 del modelo estructural de la molécula que encerraba el mensaje hereditario, el ADN.
Constituyeron acontecimientos determinantes el esclarecimiento de dos mecanismos cruciales en la expresión del mensaje hereditario: la Transcripción, desde el ADN al ARN y la Traducción, desde el ARN a las proteínas. En este último proceso, es decir, en la Traducción, cada triplete de bases nitrogenadas del ARN (codón) determina uno de los veinte aminoácidos que forman parte de todas las proteínas. Existe una especie de diccionario que asigna a cada codón, un aminoácido específico, ese diccionario recibe el nombre de código genético.
Hoy sabemos que el código genético es el mismo para todas las especies vivas conocidas, ¿qué razón existe para que esto sea así? Si todas y cada una de las especies forman parte de un suceso único, es decir, de un acto de creación propio y exclusivo, ¿por qué comparten ese mecanismo? Y no sólo eso, ¿Por qué comparten el mismo diccionario, el mismo código genético? ¿Sólo casualidad? ¿No resulta más simple pensar que esas coincidencias se deben a que hay un origen común?
Lo cierto es que el hecho de que el código genético sea universal ha sido considerado por la mayoría de los científicos como una prueba definitiva a favor de la evolución de las especies, lástima que Darwin no llegase a tiempo de conocerla…