Excursión hacia Taburiente
El día 25, yendo hacia Taburiente, vi El Hierro, y bajando hasta el fondo del Barranco de las Angustias, (en un lugar) llamado Las Viñas, conseguimos nuestro guía. Teníamos dos caminos para elegir: hacer equilibrio por los canales de agua o caminar abajo por el valle, que es lo que elegimos. Aunque en verdad lo encontramos menos peligroso de lo esperado había, a menudo, tramos malos, teniendo que caminar tan pronto a pie por senderos anchos como por precipicios, cruzando a cada instante el arroyo, en lo profundo del barranco. Nos deslizábamos por las rocas con la lanza, que nos resultó indispensable, rodeados a ambos lados por rocas altísimas. Algún Lupinus (altramuz, chocho) argelino, hasta el lugar (Dos Aguas) donde la gran masa de agua, llamada Agua Buena, se separa de la menor, Agua Mala (probablemente porque ésta deposita tierra ferruginosa). Llegamos hasta una fuente agria y finalmente por diversas lomas nos acercamos a la Caldera por una pequeña llanura (El Capadero); antes de ésta encontramos varias higueras viejas, almendros y hasta Aloe esparcidos (Aloe vera, introducido como planta medicinal). La Caldera resultó ser solamente el centro de una cantidad de valles menores, que se concentran aquí como surcos entre las lomas con arbustos colgando de las paredes rocosas. El fondo lo constituyen superficies empinadas, arenosas y rocosas; en estas nace un manantial 61ºF., donde nos detuvimos algún tiempo, luego ascendimos el lado norte, adonde lleva el camino usual, cruzamos algunas lomas, empezamos a recorrer los valles rocosos con sus manantiales a la sombra de los Vinátigos (viñátigos, Persea indica) y acampamos en uno de éstos después de una ligera discusión. De cama una roca inclinada y agujas de pino y, por primera vez en nuestras caminatas, junto a un fuego llameante de madera de pino obtenida de un gran árbol, (al raso) que parece ahora bastante acogedor. Sin embargo, la niebla y la lluvia me acabaron ahuyentando. Encontré una cueva estupenda un poco más abajo, de dos pisos de alto y ocupé la parte de arriba –justo para una persona– mientras la gente acampaba en la parte inferior. Hicieron un fuego tan grande que casi me asfixio por el humo.
Diario del viaje a las Islas Canarias en 1815, 2005, traducido por Cristina S. Hansen Ruiz.p. 56, Professor Christen Smiths Dagbog paa Reisen til de Canariske Øer i 1815, F. C. Kiær, Cristiania, 1889.
Preguntas
- ¿Qué especies vegetales encontró Smith durante su excursión?
- ¿Cómo era la caldera y sus alrededores?
- ¿Dónde acamparon y dónde durmió Smith?