CANARIAS EN EL SIGLO XIX

stacruzA principios del siglo XIX la economía canaria mantenía, como en el resto de España, un mayoritario peso del sector agrario, con la tradicional división entre los subsectores de la agricultura de exportación (vinos) y el del policultivo de autoconsumo interno; una industria artesanal reducida a la mínima expresión por las razones ya apuntadas en el siglo anterior, y un papel de intermediario en las relaciones comerciales con las colonias americanas. Tal modelo dependiente de zona desindustrializada se verá reforzado con la instauración del régimen de puertos francos a mediados del siglo, renunciando definitivamente a cualquier opción industrializadora aunque más lenta como en otras zonas de España, convirtiéndose nuestras islas en un territorio de libre comercio, al que se le asigna la función de mercado para las potencias capitalistas europeas.

Ese modelo, tan dependiente de la demanda exterior, explica las diferentes coyunturas económicas del siglo:

cochinilla
platano
  • Las guerras napoleónicas de principios del mismo, con la aplicación del bloqueo continental, permiten recuperar mercados perdidos por los productos canarios, especialmente por los vinos. Su finalización en 1814 supone la caída de las exportaciones, a la que se suma inmediatamente la independencia de las colonias americanas (pérdida de mercados tradicionales en los que las islas jugaban un importante papel de intermediario).
  • Esa etapa de crisis no se supera hasta mediados del siglo por la confluencia de tres factores: el proceso de transformación del régimen de propiedad, que permite una mayor disponibilidad de terrenos para la producción; el auge del cultivo y exportación de la cochinilla (insecto que crece adherido a las pencas de tuneras y del cual se extrae un colorante natural empleado en la industria textil), gracias a la fuerte demanda francesa y británica entre 1850 y 1870, llegando a constituir el 90% de las exportaciones de las islas, y el establecimiento del régimen de franquicias en 1852 que elimina prácticamente todos los aranceles para las importaciones.
  • Esa próspera coyuntura resultó efímera por la disminución de la demanda de cochinilla a partir de 1870 por el uso cada vez mayor de sustancias tintóreas químicas en las fábricas textiles europeas. La nueva crisis se intenta remontar, primero, con la siembra de otros dos cultivos exportadores, el tabaco y la caña dulce con destino al mercado peninsular, y, segundo, con la comercialización de plátanos, tomates y papas de cosechas tempranas. Esta arranca con una presencia muy importante de capitales anglosajones (Fyffes, Wolfson, Yeoward) que se encargan de promocionar el consumo del plátano en Gran Bretaña e introducir variedades de papas procedentes de las Islas Británicas (King Edward, Up-to-date) o semillas de tomates exportables.