Canarias como región botánica
Las Islas Canarias, por su proximidad a los trópicos, se encuentran situadas en una de las latitudes más favorables para la vegetación; su clima se ve afectado a la vez por la energía de la zona tórrida y el frescor de la zona templada. El calor del sol se ha combinado con los principios más activos para fecundar esta tierra que los volcanes parecían haber condenado a la esterilidad: colocadas en diferentes condiciones de existencia nuevos gérmenes se han desarrollado; este suelo virgen se ha cubierto de productos de una flora especial y más tarde las influencias climatológicas se han prestado a la naturalización de plantas de ambos hemisferios.
Las especies nativas que aparecieron espontáneamente en estas islas atlánticas pertenecen, en su mayoría, a géneros europeos, pero son más vivaces, más leñosas y, a menudo, arborescentes. Las hay también con otras formas y otro aspecto; varias son monotipos de géneros que no tienen todavía otras análogas, mientras que algunas constituyen grupos de especies endémicas con un aspecto llamativo. Entre estos vegetales diferentes, unos están marcados por el carácter africano y otros, aunque en menor número, dejan ya entrever algunos rasgos de la vegetación americana.
De este modo la flora canaria parece constituir el puente entre las plantas de nuestros países templados y las de los territorios intertropicales. Si nos remitimos a la cantidad de especies locales, a la novedad de sus formas, a la extrañeza de su aspecto, características tanto más llamativas cuanto que pertenecen a la masa de las plantas dominantes, el archipiélago canario bien merece el título de “región botánica”.
Sabin Berthelot, Géographie Botanique (1840)
Traducción de Sergio Toledo Prats