Desde La Orotava a las Cañadas
La excursión comenzó a las 4 de la mañana, en compañía del señor Shellow, con dos mulas cargadas, que equipamos con víveres como para un par de semanas, incluyendo una barrica de vino, con un guía y dos conductores de mulas; nos aprovisionamos de agua por encima de la Villa de La Orotava, girando luego hacia la derecha y subiendo por el bosque de castaños a una altura de unos 2.000 pies. […] Llegamos al denso matorral formado por Erica arborea (brezo). A las 10 habíamos alcanzado la primera estación, el Pino del Dornajito. El camino cruza un puente, bajo el cual hay un manantial en un barranco siempre verde y a la sombra del viejo pino. […] Luego avanzamos por las laderas de la montaña, sin subir mucho, entre brezos que se alternaban con Myrica faya, Hypericum canariense (maljurada) y que fueron dejando sitio a Pterides (helechera) de dos varas de altura. […] No hay ninguna zona específica de helechos, excepto de Pteris, Pteridium aquilinum; todavía menos de gramíneas, como había indicado Humboldt.
[…] Un arbusto blanqueado de flores en una ladera del monte nos había llamado la atención. Pronto reconocimos desde lejos la extraordinaria retama, parecida a la lila, con ramas rígidas, sin hojas y cubiertas aquí y allá con flores olorosas, alrededor de las cuales revoloteaban abejas libando miel, que tiene muy alto precio en la ciudad. Desde el Montón de Trigo, colina redonda de piedra pómez que se alza en el Llano de las Retamas, vi las primeras Viola Cheirantifoliae (violetas del Teide), que junto a la retama son propias de la piedra pómez, que no admite otras plantas. […] Encontré a von Buch muy entusiasmado con algunos hallazgos sorprendentes: laderas totalmente derrumbadas de lava cristalizada similar al vidrio de botella (obsidiana), otras conteniendo una gran cantidad de feldespato, un circo rocoso con estratos alternantes, bajo el Montón de Trigo, como límite de la formación antigua.
Christen Smith, Diario de Viaje (1815)
Traducción de Cristina Hansen