Diversidad de especies vegetales
Vemos que en las islas existe una asombrosa diversidad en las formas de las plantas, lo que llama la atención del viajero a la primera ojeada. De muchos géneros se encuentra una única especie. En los continentes los individuos de un género se dispersan muy lejos y debido a la diferencia de los territorios, del alimento y del suelo forman variedades que, a esa distancia y al no estar cruzadas con otros géneros y reconducidas de ese modo al tipo primitivo, al final se convierten en especies constantes y particulares.
Entonces, si cuando se desplazan en otras direcciones al azar se encuentran con otra variedad que también se ha visto alterada en su desplazamiento las dos especies son ya muy diferentes y no son susceptibles de mezclarse.No ocurre lo mismo en las islas. Encerradas ordinariamente en valles angostos o en el recinto de una zona estrecha, los individuos pueden encontrarse y este encuentro debe neutralizar la tendencia de toda variedad a estabilizarse. Ocurre más o menos como con los defectos de lenguaje propios de los jefes de familia, que se extienden con ellos por toda una comarca. Si esa comarca se halla separada y aislada y sus relaciones constantes con otras no devuelven al lenguaje su pureza primitiva, de esta desviación nace un dialecto, que los obstáculos naturales, las costumbres o el gobierno circunscriben más estrechamente a la comarca, aislándolo de sus vecinos; y así el dialecto termina por estabilizarse y convertirse en una lengua completamente distinta.
Por eso, en las islas es muy importante determinar con exactitud las localidades e indicar en cuáles se encuentran las plantas. Casi siempre presentan algo particular. En un lugar que esté aislado por cadenas montañosas –que establecen una separación más efectiva que los vastos espacios marítimos- siempre se puede esperar que en él se encuentren especies de plantas completamente nuevas y que no crezcan en otras partes de la isla. Por un encadenamiento de circunstancias quizá el azar lleve semillas por encima de las montañas. Abandonada a sí misma, la variedad que resulte de las nuevas condiciones a las que se halle expuesta, formará allí una especie distinta con el transcurso del tiempo, que se alejará tanto más de su forma primitiva cuanto más tiempo permanezca en esa localidad, aislada y libre de otras influencias.
Leopold von Buch, Descripción física de las Islas Canarias (1825)
Traducción de José Antonio Delgado Luis