Caldera de Tirajana
Las planicies de suave pendiente cercanas a la desembocadura del Tirajana se hallan también cubiertas por guijarros de la bien conocida roca verde y por una gran variedad de rocas traquíticas, todas ellas pertenecientes a la formación más baja visible, que se ven mezcladas ocasionalmente aquí y allá con unos pocos guijarros basálticos. Pasado Juan Grande pronto fuimos a dar con la roca verde in situ, que forma rocas masivas en esquistos. Los bordes de esta roca verde pizarrosa emergen directamente del suelo. La misma roca continúa a lo largo de las inclinadas llanuras de la formación costera hasta Maspalomas, en la costa sur; y prosigue desde ahí hacia arriba por el barranco de Fataga, que conduce hacia la Caldera de Tirajana, donde forma estratos de 100 a 150 pies de espesor, e incluso más. Estos estratos son todos de esquistos y a la vez se hallan divididos por junturas desnudas, de tal modo que pueden tomarse desde lejos por estratos columnares de series basálticas.
[…] Cuando dejamos atrás el poblado de Fataga y continuamos en dirección norte hacia el Tirajana parecía como si el valle fuera a terminar en un lugar sin salida, donde se originaría el cauce que desagua la zona. Las masas que bloquean ahí el barranco se yerguen a una altura de 3.000 pies sobre el nivel del mar, aproximadamente, mientras que ambos lados del barranco se elevan hasta los 5.000 pies, más o menos. Se componen de materia fragmentada proveniente de la formación traquítica inferior, sobre la que yacen. Forman una pequeña altiplanicie de perfil ondulado, que contiene una pequeña depresión, llamada La Laguna, que se llena de agua con la lluvia. Y el agua de lluvia fluye cauce abajo alimentando el riachuelo en el barranco de Fataga, mientras que sólo una pequeña porción encuentra su camino por arroyuelos tributarios hacia el riachuelo que fluye desde la Caldera de Tirajana y alcanza el mar un poco más al norte de Juan Grande. Este riachuelo se origina en el rincón noroeste de la Caldera, bajo un altozano llamado la Cruz de la Caldera de San Bartolomé, que separa la Caldera del valle adyacente, y ve truncado su curso inferior por considerables acumulaciones de materia fragmentaria, que rellenan parcialmente el fondo de la Caldera.
Charles Lyell, Manuscrito de la expedición a Gran Canaria (1854)
Traducción de Sergio Toledo