Orígenes de la Caldera de La Palma
La Caldera de Taburiente
Supongo que el domo estaba completamente acabado y todos los diques formados o las fisuras ya producidas y rellenadas antes de que esta subsidencia comenzara, pues en otro caso la materia fundida de los innumerables diques que se observan en las escarpadas y a menudo verticales paredes de la Caldera habría fluido en la cavidad y la hubiera rellenado. Me parece, por tanto, que los diques son anteriores a la formación de la cavidad central, cuyas paredes más altas se formaron primero, cuando todavía era poco profunda.
[…] Los precipicios compuestos de estos materiales eruptivos y lavas no se hallan confinados a la Caldera, sino que en el lado oeste se extienden a lo largo de la ribera derecha del gran barranco hasta el mar, mientras que en el lado oriental se prolongan también a través de una apertura o ruptura en las paredes de la Caldera, hasta llegar a formar parte de una cadena de escarpados acantilados interiores que se dirigen al sur y de cara al oeste. Por esta y otras razones no puedo considerar la Caldera como un cráter o desconectar su origen de los movimientos, cualesquiera que hayan podido ser, que han levantado el escarpe de la Cumbre o la cadena de colinas volcánicas al sur y sureste de la Caldera.
[…] La principal diferencia entre la teoría de von Buch y la que hemos explicado aquí consiste en esto: que en la primera se supone que la Caldera se produjo mediante los movimientos que también inclinaron los lechos; según la segunda todos los movimientos que causaron la inclinación de los lechos, tanto si fueron originarios o subsecuentes a los flujos de lava, acabaron antes de que se formara la Caldera. Según aquella teoría esas montañas y la Caldera se formaron simultáneamente. El cono y la amplia sima o valle son los resultados de un levantamiento simultáneo. Según esta otra todo el levantamiento precedió al origen del valle. El cono se formó primero de modo volcánico.
Charles Lyell, Manuscrito de la expedición a La Palma (1854)
Traducción de Sergio Toledo