Viajeros del siglo XIX en Canarias

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

Barrilla en Lanzarote

Vendedoras de Lanzarote Vendedoras de Lanzarote Este cultivo, que actualmente es la ocupación principal de los habitantes y el objeto de todos sus pensamientos, no es muy antiguo, aunque su introducción haya sido un gran beneficio para la isla. No requiere mucho esfuerzo e incluso ofrece la mercancía lista antes de ser recogida en los campos. En efecto, la barrilla se produce con la Mesembryanthemum crystallinum, cuyas largas hojas cubren por completo el campo y lo protegen contra la acción ardiente de los rayos del sol. Después de las primeras lluvias de invierno se retiran las plantas jóvenes de los semilleros donde se las hace brotar y se las transporta a los campos. Dos meses más tarde se remueve la tierra alrededor de las plantas y se la despoja de las malas hierbas. Hacia el comienzo del verano, cuando las ramas comienzan a volverse rojas, se las recoge, se las seca durante algunas semanas y se las quema en pequeños montones. En su lugar queda una piedra gruesa, que los camellos transportan a los almacenes de los comerciantes.

El cultivo fue introducido en la isla a mediados del siglo pasado y en condiciones muy especiales. En 1742, cuando don José García Durán, cura de Lanzarote, volvía de España fue hecho prisionero por unos corsarios y llevado como esclavo a Salé. Su amo era tintorero y en su casa aprendió el uso de la sosa, que se obtenía con las cenizas de esta planta; a su regreso aprovechó este descubrimiento para su uso y no comunicó a nadie la fórmula. La planta se multiplicaba demasiado y los habitantes, ignorando sus cualidades, estuvieron a punto de destruirla casi por completo; afortunadamente el capitán veneciano Bangui hizo escala en la isla y, conociendo la planta, mandó que hicieran cenizas con ella, por las que pagó el quintal a cuatro reales. Enseguida los habitantes abrieron los ojos sobre sus verdaderos intereses.

Leopold von Buch, Descripción física de las Islas Canarias (1825)

Traducción de José Antonio Delgado Luis