Proyecto Bachillerato

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

Vista desde el Pico

Nos instalamos junto al borde exterior del cráter y exploramos primero en dirección Noroeste, donde las costas están salpicadas de pueblos y aldeas. Masas de brumas traídas y llevadas sin cesar por el viento bajo nuestros pies, nos brindaban un espectáculo enormemente variado. Una capa horizontal de nubes situada entre nosotros y las regiones bajas de la isla era rota acá y acullá por las leves corrientes de aire que nos enviaba verticalmente la superficie del suelo calentado por el sol. La rada de La Orotava, con los barcos anclados en ella, los huertos y viñedos que rodean la ciudad, aparecían a través de una abertura que iba agrandándose por momentos. Desde nuestras solitarias regiones contemplábamos el mundo habitado de allá abajo; nos recreábamos en el vivo contraste entre los áridos flancos del picacho, sus abruptas laderas cubiertas de escorias, sus áridas mesetas privadas de vegetación y el riente espectáculo de las tierras cultivadas; veíamos cómo se distribuían las plantas en zonas, según las temperaturas, decrecientes con la altitud. Debajo del pico, los líquenes empiezan a revestir las brillantes lavas escorificadas; una violeta (Viola cheiranthifolia), muy semejante a la Viola decumbens, trepa por la ladera del volcán hasta los 3.390 metros. Floridas matas de retama adornan los diminutos valles, agrietados por los aguaceros y obstruidos por las erupciones de los conos adventicios; más debajo de la retama se halla la región de los helechos, y luego la de los matorrales arborescentes. Bosques de laureles, ramnáceas y madroños crecen entre los matorrales y los terrenos plantados de vides y árboles frutales. Una rica alfombra verde se extiende desde la llanura de la retama y de la zona de las hierbas alpinas hasta los grupos de palmeras datileras, cuyo pie parece bañar el océano.

La sorprendente transparencia del aire contribuye mucho a que las aldeas, los viñedos y huertos de la costa parezcan tan cercanos a la cumbre del pico. A pesar de la considerable distancia no sólo distinguíamos las casas, los troncos de los árboles y los aparejos de los barcos, sino que apreciábamos también el vivísimo colorido de la rica vegetación de las llanuras. A esta transparencia se debe, sobre todo, la magnificencia de los paisajes tropicales, y que realza el brillo de los colores de las plantas y acrece el efecto mágico de sus armonías y sus contrastes.

Del Orinoco al Amazonas de Viajes y Aventuras, 2005.

Preguntas

  1. Describe la vista desde el pico en dirección noroeste.
  2. ¿Qué violeta encontraron por debajo del pico? ¿Hasta qué altura llegaba?
  3. ¿Qué pisos de vegetación describe Humboldt en el texto?