Geografía de La Gomera
La Gomera está constituida por una cordillera cupular de forma redondeada, que desciende hacia el mar por todas partes originando escarpados acantilados. Los del noroeste de la isla son los más elevados –más de 600 metros- mientras que los del sureste son los más bajos, poco más de 100 metros. La meseta de la cumbre está cruzada por suaves depresiones y sólo algunos barrancos que desembocan en la costa noroeste y oeste de la isla han formado profundas calderas allí donde comienzan; sin embargo, las laderas de esta cordillera cupular están surcadas por profundo barrancos que, en las proximidades de su desembocadura, suelen abrirse en amplias lenguas de tierra, donde las poblaciones encuentran sitio suficiente para asentarse.
[…] Entre las muchas acumulaciones de rocas y pedregales de los calderiformes barrancos del noroeste de La Gomera hay, en sus comienzos y otras partes, numerosas conchas fósiles de diversas especies de grandes moluscos. Sobre las primitivas rocas grunsténicas se asentó la principal masa montañosa de la isla, que surgió de erupciones volcánicas. Entre estas formaciones volcánicas encontramos hermosas fonolitas (y andesitas), que suelen originar pintorescos roques.
Desde el Alto del Garajonay se abarca toda la isla con la vista; sobre el pico más alto –unos 1340 metros- en medio de laureles y brezos crece aún la Euphorbia regis jubae, un tipo de planta con tallos retorcidos y cubiertos de musgo que sólo suele verse en las zonas costeras. En la alta meseta central y en medio del bosque de El Cedro, está también lo que queda de un antiguo cráter, con un diámetro de 250 pasos, rodeado por una baja pared rocosa y que presenta un suelo llano y desprovisto de vegetación.
Karl von Fritsch, Las Islas Canarias: Cuadros de viaje (1867)
Traducción de José Juan Batista y Encarnación Tabares