Paisaje de El Golfo
El Hierro
Bajo los escarpados acantilados que bajan desde donde está la capilla hacia el noroeste se extiende, como ocurre en la Punta de Teno, una lengua de terreno bajo, compuesto por lavas recientes y casi desprovisto de vegetación. Aquí, especialmente en la Playa de la Madera, arroja el mar muchos restos de navíos, de frutos extranjeros, de moluscos y algas (que quizá provengan del Mar de los Sargazos). Únicamente un sendero muy estrecho conduce desde esta punta noroccidental de El Hierro, a lo largo de la base de escarpados acantilados, hasta El Golfo. Precisamente en la parte occidental de El Golfo y un poco más debajo de la pequeña localidad de Sabinosa, que debe su nombre a las sabinas (Juniperus phoenicea) que otrora abundaron aquí, al nivel del mar, hay una fuente de agua mineral, semejante en sus proporciones a la del Charco Verde, en La Palma.
[…] Una de las principales atracciones de El Golfo son las numerosas cuevas y agujeros que hay en medio de las corrientes de lava, cubiertas a menudo de hermosas tierras y superficies planas. Sobre ellas se oye el resonar de los pasos del caminante y muchas de sus bocas llevan a túneles subterráneos grandes o pequeños. Una de estas bocas, un poco peligrosa, se abre en Hoyo Grande, en la localidad de Las Lapas. La cueva sube muy abruptamente montaña arriba; del techo cuelgan estalactitas de lava, magníficamente formadas y que son mucho mayores que las pequeñas puntas, semejantes a carámbanos, de las conocidas cuevas de Icod, en Tenerife, y de Haría, en Lanzarote, las cuales muestran tener una disposición más regular y un declive mucho menor que la cueva de Las Lapas. Muchos de los campos y corrientes de lava de El Hierro provienen de cráteres y tubos volcánicos diminutos –los hornitos- o los presentan en su superficie, dando lugar a formaciones rocosas que llaman la atención por su curioso aspecto.
Karl von Fritsch, Las Islas Canarias: Cuadros de viaje (1867)
Traducción de José Juan Batista y Encarnación Tabares