Falta de solidaridad
Esta falta de espíritu solidario, esta rivalidad y estos celos han perjudicado mucho a las Islas, porque han contribuido a los desproporcionadamente elevados impuestos actuales que sufren sus habitantes. Esta falta de espíritu solidario es todavía hoy la causa de que no haya obras de utilidad pública, cuya realización recompensaría cien veces los sacrificios que supusiera. Esta falta de espíritu solidario es, por último, motivo suficiente para: a) rehuir por medio de todos los pretextos posibles el honor de ser elegido alcalde sin remuneración; b) protestar por cualquier medio contra la reelección, si no hubiere razones legales que pudieran aducirse para justificar tal rechazo, además de propones las menos novedades posibles durante el ejercicio del cargo; c) limitar al mínimo las contribuciones extraordinarias; d) no enemistarse con nadie por el mantenimiento estricto del orden; e) reservar, siempre que sea posible, a su sucesor en el cargo toda las tareas que provoquen animadversión.
[…] En muchas localidades no hay servicios de bombas contra incendios. Pero lo que parece increíble e imperdonable es que en muchas localidades de Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, islas con poco agua, en las que se carece de arroyos y manantiales, viéndose limitada su población al agua de aljibes, no haya aljibes municipales con los que, sin tener que pagar, pudieran cubrir sus imprescindibles necesidades de agua sus todas luces indigentes habitantes.
[…] Debido a la ya reprochada falta de espíritu solidario no se ha podido crear una sociedad anónima para la adquisición de un pequeño barco de vapor destinado a la comunicación interinsular; por ello tampoco hacen nada los ayuntamientos en materia de construcciones portuarias. Y por la misma razón no hay ni manicomios ni escuelas para ciegos. Las proyectadas escuelas de agricultura no han visto la luz. Además, hay una carencia absoluta de veterinarios; y en muchos pueblos no hay farmacias, ni sociedades de seguros, ni bancos agrícolas, ni cajas de ahorro, de anticipos, de educación o de viudas para los trabajadores y sus familias.
Julius von Minutoli, El pasado y el porvenir de las Islas Canarias (1854)
Traducción de José Juan Batista y Marcos Sarmiento