Azúcar de La Palma
En Argual y Tazacorte, en La Palma, se encuentran los dos últimos ingenios azucareros, los únicos que han quedado de los muchos que hubo antiguamente en las Islas. Dichos ingenios fueron instalados por algunos aristócratas procedentes de Brabante, que habían abandonado su revuelta patria durante la guerra de los Países Bajos contra Felipe II y se habían establecido en La Palma. En la parroquia de Los Llanos, en la parte occidental de la isla, están situados los terrenos que aún hasta el día de hoy se dedican al cultivo de la caña de azúcar, los cuales abarcan unas 660 fanegadas y se riegan con el agua de un torrente que nace cerca de la Caldera de Taburiente.
[…] Por regla general hay 70 días de molienda al año, en los que se muele la caña de azúcar de los dos lugares, necesitándose 60 horas para cocer el producto de la molienda. Un día de molienda comporta 30 horas, durante las cuales los molinos están en movimiento sin parar, a fin de que haya bastante guarapo para llenar las calderas en que se cuece. Tres o cuatro días después se vuelve a moler de nuevo una cantidad semejante de caña de azúcar y estas ocupaciones se prolongan a lo largo de unos tres meses. El importe de los costes de la madera que consumen ambos ingenios cada año asciende a casi 200 libras esterlinas y el conseguirla se va haciendo más difícil día tras día, porque los bosques han ido desapareciendo progresivamente de estas zonas.
La cantidad producida ascendía, todavía antes de la paz de 1815, a unas 100.000 libras de azúcar mascabada y morena de mediana calidad y a unas 60.000 libras de melaza, que se pagan en las Islas a 8 peniques la libra de azúcar y 4 peniques la libra de melaza. Pero actualmente el rendimiento es mucho menor y los socios se quejan de que una vez deducidos los costes y las cargas les queda muy poca o ninguna ganancia. ¡Pero nadie se asombrará de ello, si piensa que los molinos, junto con todos sus aparatos, son los mismos que fueron introducidos en La Palma poco después de la conquista y que tampoco se ha avanzado nada en los procedimientos para cocer el azúcar desde hace más de 300 años!
Francis Coleman Mac-Gregor, Las Islas Canarias, (1831)
Traducción de José Juan Batista