Viajeros del siglo XIX en Canarias

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

Paisaje desértico

Lanzarote (Hartung, 1857) Lanzarote (Hartung, 1857) Una horrible desnudez en todo el camino, ni un arbusto; los solitarios tallos marchitos de Aizoon [patilla] eran la única señal de vegetación. Al fondo y hacia la mitad de la isla una hilera de conos volcánicos puntiagudos era la única variación en el negro paisaje. Las llanuras se componen principalmente de arena volcánica negra con trozos de lava esparcidos en zonas aisladas, especialmente junto a las costas de arenas marinas; y sin embargo estas regiones son la sede de la fertilidad en la época invernal. Todas están cultivadas la mitad de cada año y la otra mitad en barbecho; aquellas, la mitad de las veces con barrilla, el resto con trigo, papas, etcétera, alternativamente.

Fue un espectáculo extraño ver los camellos arando, bien fuera uno en un tiro, ayudado por un burro, un buey o un caballo,  bien dos camellos juntos. Como en todos los lugares de las Islas el arado es sólo una especie de azada triangular de hierro. En una fanegada se siembra ordinariamente entre una fanega y fanega y media de trigo; en años buenos no es raro obtener veinte o treinta veces más. No conseguimos disfrutar del placer de la hermosa vista de los campos cubiertos de barrilla no de su tratamiento. Se siembra ahora [octubre], se cosecha y se quema en agosto. Se dice que no sólo la orilla del mar, sino incluso la tierra llana de toda la isla resulta idónea para su cultivo. […] En este año funesto la producción de barrilla en las islas orientales ha sido insignificante, aunque disponen de depósitos del año anterior. La exportación de barrilla de Lanzarote en 1812 se estima que fue de 150.000 quintales.

[…] Hasta hace unas semanas una extraordinaria sequía había producido la consiguiente escasez de agua; se pagaban tres pesos por una pipa. Dos pulgadas de aguacero llenaron todos los aljibes para el año entero. El agua se acumula en ellos a través de conductos desde los barranquillos. Debido a que los primeros colonos ocuparon los mejores lugares para las cisternas, en los alrededores de la ciudad, dominan el agua y la venden cara; ahora a un cuartillo por cada vasija. En tiempos posteriores se construyeron dos grandes depósitos para el abastecimiento público.

Christen Smith, Diario del viaje a las Islas Canarias (1815)

Traducción de Cristina Hansen