El Pico de Tenerife
La vista adjunta del Pico, tomada de unos bosquejos realizados por el señor Hartung y yo mismo, durante nuestra visita a Tenerife en 1854, muestra la manera en que más de dos lados de ese elevado cono se hallan rodeados por las que yo considero ruinas del cono más antiguo, formadas principalmente por erupciones desde la cima que desapareció. Ese antiguo punto culminante, desde el que uno o más cráteres derramaron probablemente sus lavas y eyecciones de modo progresivo, es posible que no estuviera situado exactamente donde se levanta ahora el actual pico y que no tuviera la misma forma, pero es probable que su posición no sea materialmente diferente. La gran pared del conjunto semicircular de precipicios cc, que rodean el atrio bb, es obviamente análoga a las paredes de una caldera como la de La Palma, pero aquí los acantilados son insignificantes en dimensión comparados con los de La Palma, pues en general tiene unos 500 pies de altura y raramente superan los 1000.
La llanura o atrio (figuras 651 y 652) que yace en la base de los acantilados, denominada Las Cañadas, está cubierta de arena y piedra pómez arrojada desde el pico o por cráteres en sus flancos. Abundantes coladas de lava dd, han fluido también por aberturas laterales, especialmente desde un cráter llamado el Chahorra, f, (figura 652) que no se ve en la figura 651 porque está oculto por el Pico. Su última erupción fue muy reciente, en 1798
Ningún geólogo puede determinar, por falta de secciones, en qué medida las lavas dd pueden haber estrechado el circo o atrio bb o haber sido arrojadas desde lo alto del acantilado c; pero si el Pico y el Chahorra continúan siendo volcanes activos a lo largo de las edades el nuevo cono a podría unirse con el viejo y la lava podría fluir primero de e hacia c y luego de a hacia c (figura 652), de modo que la ladera podría empezar a parecerse a la que formaron las lavas y eyecciones desde a hasta Guía, en el lado sudoeste del cono.
Elementos de Geología, 6ª edición, 1865