Charles Lyell y Canarias

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

Gran Canaria

En Canarias, especialmente en Gran Canaria, encontramos la misma formación marina del Mioceno superior. Se observan tobas estratificadas, con lavas y conglomerados intercalados, en capas casi horizontales, en los acantilados de unos 300 pies de alto, cerca de Las Palmas. El señor Hartung y yo fuimos incapaces de encontrar conchas marinas en esas tobas, a una altura por encima de los 400 pies sobre el nivel del mar; pero puesto que el depósito al que pertenecen alcanza una altitud de 1100 pies o más en el interior imaginamos que tuvo lugar un levantamiento de esa magnitud, al menos. La Clypeaster altus, la Spondylus gaederopus, la Pectunculus pilosus, la Cardita calyculata y otras conchas sirven para identificar esta formación con la de Madeira, y la Ancillaria glandiformis, que no escasea, y otros fósiles nos recuerdan el falun de Turena.

La Vega, Gran Canaria (Lyell, 1856) La Vega, Gran Canaria (Lyell, 1856)

Las sesenta y dos especies del Mioceno que recolecté en Gran Canaria fueron referenciadas, por el finado Dr. S. P. Woodward, a cuarenta y siete géneros, diez de los cuales ya no se encuentran representados en el mar colindante, a saber, Corbis, una forma africana, Hinnites, actualmente viva en Oregón, Thecidium (T. mediterraneum, idéntico al fósil de St. Juvat, en Bretaña), Calyptraea, Hipponix, Nerita, Erato, Oliva, Ancillaria y Fasciolaria.

Estas tobas de las orillas sureñas de Gran Canaria, que contienen las conchas del Mioceno superior, parecen tener casi la misma edad que las rocas volcánicas más antiguas de la isla, compuestas de diabasa color pizarra, fonolita y traquita. Sobre las lavas marinas, las tobas traquíticas y los materiales basálticos de origen volcánico subaéreo, de entre cuatro y cinco mil pies de espesor, se han apilado las partes centrales de Gran Canaria, alcanzando una altitud de unos seis mil pies sobre el nivel del mar. Una amplia porción de esta masa es del Plioceno y algunas de las lavas se han vertido desde la época en que los valles habían sido ya excavados hasta unos pocos pies de su profundidad actual.

En conjunto, las rocas de Gran Canaria, una isla de contorno casi circular y seis millas y media terrestres de diámetro1, exhiben pruebas de una larga serie de erupciones, iniciándose en el Plioceno superior, como las de Madeira, Porto Santo y las Azores, y continuando hasta el Postplioceno. La formación de Gran Canaria mediante erupciones subaéreas, de varios miles de pies de espesor, ocurrió simultáneamente con el levantamiento gradual de los productos más tempranos de las erupciones submarinas, del mismo modo que se levantaron en fechas posteriores al Terciario los estratos marinos del Plioceno de las partes más antiguas del Vesubio y del Etna.

Como prueba de que los movimientos de elevación han continuado hasta una época posterior al Terciario puedo señalar que encontré playas levantadas conteniendo conchas del período reciente en Gran Canaria, Tenerife y Porto Santo. La playa elevada más destacable que vi en Gran Canaria, en cuyo estudio fui ayudado por don Pedro Maffiotte, se halla situada en la parte nordeste de la isla, en Santa Catalina, a un cuarto de milla, más o menos, al norte de Las Palmas. Aparece entre la base del alto acantilado formado por tobas con conchas del Mioceno y la orilla del mar. En esta playa, a una altura de 25 pies sobre la marea alta y a una distancia de unos 150 pies de la orilla actual, obtuve más de cincuenta especies, actualmente vivas, de conchas marinas. Muchas de ellas, según el Dr. S. P. Woodward, ya no habitan el mar vecino, como, por ejemplo, la Strombus bubonius, que aún vive en la costa occidental de África, y la Cerithium procerum, que se encuentra en Mozambique; otras son especies mediterráneas, como la Pecten jacobeus y la Pecten polymorphus. Algunas de estas testáceas, como la Cardita squamosa, habitan en aguas profundas, y el depósito, en conjunto, parece superar la profundidad de cien pies.

Elementos de Geología, 6ª edición, 1865


Notas a pie de página:

1: Esta medida sobre el diámetro de Gran Canaria debe ser un error de transcripción -seis y media por veintiseis y media-, ya que en un manuscrito más extenso sobre Gran Canaria da como medida 25 millas .