La moneda
Las Islas Canarias, mucho más que ningún otro archipiélago o continente, tienen un exceso innecesario de monedas antiguas y nuevas. Se supone que la moneda española utiliza el sistema decimal. Se divida en pesetas, reales y céntimos. Sin embargo, en lugar de calcular solamente con las primeras y los últimos, que son decimales, generalmente se realizan los cálculos utilizando sólo los reales. La peseta equivale a casi un franco, o diez peniques, y el real a dos peniques y medio así que, para convertir una cuenta de, digamos, treinta reales a pesetas, hay que dividirla por cuatro en lugar de diez como se haría, claro está, si se utilizasen decimales. Si esto fuera todo no sería tan importante, pero los antiguos tostones y cuartos también se usan todavía. Un tostón equivale a casi un chelín. También existen los medios y cuartos tostones, aunque a estos últimos se les llama siempre fiscos. Además de éstos hay otros de igual valor, pero de forma y tamaño irregular, que se acuñaron y emitieron así en la casa de la moneda de Perú. Se las llama vulgarmente monedas cortadas y son realmente piezas irregulares de plata pura acuñadas sin darles forma y no son, como se piensa generalmente, monedas normales que han sido mutiladas. Pronto serán muy valiosas ya que el Gobierno español las está retirando de la circulación. Debido a que están fabricadas con plata pura se las puede fundir y volver a acuñar, mezcladas con una aleación, como moneda actual, ahorrándose así dinero al Gobierno. A todas estas hay que añadir el dólar, del cual el tostón es una cuarta parte y la peseta una quinta. Las viejas monedas de cobre conocidas como cuartos nos confunden totalmente y es imposible establecer una equivalencia uniforme con las nuevas. Cuarenta y dos de ellas equivalen a un tostón y treinta a una peseta. Como si no hubiera bastante con las monedas reales hay varias que sólo existen en la imaginación. El peso equivale a tres chelines, pero no existe como moneda, y el real de plata, que equivale a cuatro peniques y medio también es un fantasma. Por lo tanto, cuando un campesino le dice que lo que usted ha comprado cuesta un peso y cinco reales de plata y usted saca de su bolsillo tostones, pesetas, reales de vellón, fiscos, céntimos y cuartos, además de dólares y medios dólares, el resultado es la confusión mental total cuando intenta comprender de qué cantidad se trata.
Olivia Stone, Tenerife y sus seis satélites (1887)
Traducción de Juan Amador Bedford