Viajeros del siglo XIX en Canarias

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

La moneda

Reales de plata, 1887 Reales de plata, 1887 Las Islas Canarias, mucho más que ningún otro archipiélago o continente, tienen un exceso innecesario de monedas antiguas y nuevas. Se supone que la moneda española utiliza el sistema decimal. Se divida en pesetas, reales y céntimos. Sin embargo, en lugar de calcular solamente con las primeras y los últimos, que son decimales, generalmente se realizan los cálculos utilizando sólo los reales. La peseta equivale a casi un franco, o diez peniques, y el real a dos peniques y medio así que, para convertir una cuenta de, digamos, treinta reales a pesetas, hay que dividirla por cuatro en lugar de diez como se haría, claro está, si se utilizasen decimales. Si esto fuera todo no sería tan importante, pero los antiguos tostones y cuartos también se usan todavía. Un tostón equivale a casi un chelín. También existen los medios y cuartos tostones, aunque a estos últimos se les llama siempre fiscos. Además de éstos hay otros de igual valor, pero de forma y tamaño irregular, que se acuñaron y emitieron así en la casa de la moneda de Perú. Se las llama vulgarmente monedas cortadas y son realmente piezas irregulares de plata pura acuñadas sin darles forma y no son, como se piensa generalmente, monedas normales que han sido mutiladas. Pronto serán muy valiosas ya que el Gobierno español las está retirando de la circulación. Debido a que están fabricadas con plata pura se las puede fundir y volver a acuñar, mezcladas con una aleación, como moneda actual, ahorrándose así dinero al Gobierno. A todas estas hay que añadir el dólar, del cual el tostón es una cuarta parte y la peseta una quinta. Las viejas monedas de cobre conocidas como cuartos nos confunden totalmente y es imposible establecer una equivalencia uniforme con las nuevas. Cuarenta y dos de ellas equivalen a un tostón y treinta a una peseta. Como si no hubiera bastante con las monedas reales hay varias que sólo existen en la imaginación. El peso equivale a tres chelines, pero no existe como moneda, y el real de plata, que equivale a cuatro peniques y medio también es un fantasma. Por lo tanto, cuando un campesino le dice que lo que usted ha comprado cuesta un peso y cinco reales de plata y usted saca de su bolsillo tostones, pesetas, reales de vellón, fiscos, céntimos y cuartos, además de dólares y medios dólares, el resultado es la confusión mental total cuando intenta comprender de qué cantidad se trata.

Olivia Stone, Tenerife y sus seis satélites (1887)

Traducción de Juan Amador Bedford