Tabaco y café en Argual
Don Miguel, antes de que desapareciese la luz solar, nos llevó a ver el proceso de manufactura del tabaco y de los cigarros puros que se realizaba en su propiedad. Las hojas, tras ser recogidas todavía verdes, se cuelgan a secar, mediante un cordel que las atraviesa por la parte baja de los tallos, en un cuarto oscuro y bien ventilado, entre veinticinco y cuarenta días. Después se las lleva a la sala de clasificación donde unas muchachas las estiran y las atan en paquetes, según la calidad y el color, que varían considerablemente. Los paquetes así clasificados y atados se colocan sobre un soporte cuadrado de caña, en otro cuarto. Se colocan apretadamente y se cubren con una estera, sobre la que se depositan grandes piedras. Después se dejan las hojas allí para que fermenten entre veinticinco y cuarenta días, tras los cuales adquieren un color más o menos uniforme; luego se manufacturan los cigarros puros.
Es en este último punto donde fallan los cigarros de las Islas Canarias. Aún no poseen las manos expertas para enrollar y recortar, y el cigarro, aunque bueno de sabor y considerado por muchos como equivalente a los habanos, no se envía al mercado en las mismas condiciones externas. También tiene un color demasiado oscuro, probablemente debido a una fermentación demasiado prolongada. En el centro de cada bandeja de hojas se coloca un termómetro para poder regular la temperatura cuidadosamente, pero tengo la impresión de que los métodos utilizados en la actualidad para dicha fermentación no son satisfactorios. Dicen que los cigarros tienen un sabor excelente, aunque fuerte. El Gobierno español adquirió el monopolio sobre la producción de muchas de las fábricas de las islas durante un cierto número de años y vende estos cigarros puros en España sans peur et sans reproche ¡como si fueran habanos!
Dejando atrás el tabaco dimos un paseo por la plantación. El cafeto es un arbusto parecido a un laurel. Aquí lo plantan entre plataneras para protegerlo del viento. La baya primero es verde, después roja y cuando está madura es de un castaño claro, con tamaño y forma semejantes a los de las moras. Cuando se le quita la piel externa encontramos una nuez dura dentro y cuando está seca se divide en dos y el café crudo está listo. Se recogen dos cosechas al año, siendo la mejor la de marzo.
Olivia Stone, Tenerife y sus seis satélites (1887)
Traducción de Juan Amador Bedford