Nicolas Martin Petit
(1777 – 1804)
Nicolas Martin Petit había estudiado artes gráficas en París y formó parte de la gran expedición francesa al continente australiano comandada por Nicolas Baudin. A partir de este viaje, su nombre irá ya siempre unido al de Charles Alexandre Lesueur. Baudin conocía la calidad artísticas de los dibujos de estos hombres cuando los admitió como parte de la tripulación. Bien es verdad que fueron contratados como fusileros, pero su capitán no dudó en ascenderlos de rango cuando los artistas oficiales de a bordo abandonaron la expedición en isla Mauricio. De este modo, Petit y Lesueur pasaron de fusileros a jefes responsables de ilustrar la expedición. La actividad artística del dibujo y del boceto en las expediciones científicas era de capital importancia. Las palabras de los diarios de a bordo no eran un instrumento tan eficaz como las imágenes para describir los colores y las formas de un mundo nuevo que tenía que ser examinado, comprendido y difundido. Los dibujos eran el registro, la prueba ineludible de la nueva realidad y también preciados objetos para los museos. El retratista debía poseer conocimientos científicos amplios; por ejemplo, saber de botánica y zoología para reproducir el detalle y realizar bocetos significativos que aportaran información relevante. La historia natural se convertía en una ciencia enorme, englobadora de multitud de actividades científicas (botánica, geografía, mineralogía, zoología...).
François Péron -quien también formaba parte de la expedición de Baudin- fue un personaje decisivo en la formación de Petit y Lesueur. Péron fue su amigo y su maestro y los entrenó a conciencia en el arte de copiar del natural. La calidad de los bocetos de los jóvenes artistas fue en aumento al igual que el afán por crear el mayor número posible de dibujos.
Petit tuvo una actividad frenética haciendo caricaturas de los personajes que iba encontrando. Sin embargo, lo más valioso de toda su obra es la extraordinaria belleza de sus dibujos sobre los aborígenes, especialmente los de la tierra de Van Diemen (actualmente Tasmania) y los relativos a la fauna australiana. Petit evitaba casi siempre el retrato de una pose natural. Su intención era dibujar ante modelos en posturas y gestos forzados. Su empeño en esta cuestión era tal que él mismo adoptaba la pose deseada para que los aborígenes –anonadados ante sus pretensiones- la imitaran. Esta empresa le resultó dificultosa. En una ocasión un indígena se precipitó hacia Petit para arrebatarle sus bocetos amenazándole con un tronco. La intención de Petit de evitar poses naturales no la sabemos con certeza, pero sí sabemos que cuando se quería pintar del natural un objeto digno de estudio se intentaba colocar al modelo en lo que se llamaba “pose científica”, es decir, en una postura que le diera la mayor cantidad de información posible al estudioso.
Posiblemente la gran problema de la expedición fue la elevada mortalidad derivada de las enfermedades. Tampoco Petit se libró del escorbuto y la disentería. Consiguió regresar con la intención de casarse y establecerse definitivamente en París. Además obtuvo autorización oficial para publicar sus dibujos. Sin embargo, no pudo terminar el trabajo. El escorbuto que padecía estaba muy extendido y su salud empeoró con una herida gangrenada en la rodilla. Murió trágicamente de gangrena a sus 28 años. Su trabajo fue publicado póstumamente en 1807 en el Atlas de Voyage de découvertes aux terres australes. La mayoría de sus dibujos se conservan todavía hoy en el Muséum d’Histoire Naturelle de Le Havre.