Viajeros del siglo XIX en Canarias

Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia

El clima y la corriente de Canarias

Lo característico de este clima es la suavidad, la ausencia recambios bruscos y extremos: es excelente para todos los que teman las rápidas variaciones de calor y frío. Por eso conviene a muchos enfermos, especialmente a los tísicos, este ambiente tan templado. […] ¿Cuál es el origen de este clima más suave y moderado que todos los demás? No es otro que la corriente marina que baña las Islas. Esta corriente, cuyo ramal sudoeste llega desde las Azores y Madeira a las Islas Canarias occidentales, las aísla tan completamente del cercano continente africano y de su clima de grandes contrastes, como si estuviera muchos grados más abajo. Durante todo el año esta corriente tiene una temperatura constante, que domina por completo el clima de estas pequeñas islas – Tenerife tiene 2.025 kms2, Gran Canaria 1.641 kms2; La Palma 671 kms2- e impide cualquier enfriamiento. Por otro lado, la capa templada de vapor de agua en la que están envueltas las islas y la capa de nubes que cubre sus cumbres impiden el calentamiento, inevitable en verano en los continentes o islas situados en la misma latitud, pero que no están protegidos.

Acuarela de Ella du Cane, 1911 Acuarela de Ella du Cane, 1911 […] El clima canario se diferencia de los tropicales, aparte de por sus temperaturas más bajas, por la existencia de una época del año en la que se unen la lluvia y una bajada de temperaturas; es decir, por un invierno, aunque extremadamente suave. En enero, febrero y marzo la temperatura del Puerto, que en agosto llega a los 27,4ºC, baja a 16,2ºC  ó 17,5ºC; al mismo tiempo empiezan en esos meses las precipitaciones, que no existen durante el resto del año prácticamente. En otras palabras: la época del año más fresca es la más húmeda y no coinciden, como en el caso de los trópicos, el período más lluvioso con el más caluroso. Ello explica por qué la vegetación de las Islas es tan abundante. […] Y por lo mismo, finalmente, no existen en las Islas Canarias todos los inconvenientes que para la salud humana tiene la coincidencia  del máximo calor con la máxima humedad.

Hermann Christ, Un viaje a Canarias en primavera (1886)

Traducción de Karla Reimers Suárez y Ángel Rodríguez Hernández